Pasó la yema de
sus dedos por el dibujo que meses atrás había plasmado en una de
las tantas hojas en blanco de su bloc, delineando cada rasgo de su
rostro.
No había sabido
dibujar su sonrisa y hubiera deseado ser capaz para ahora estar
observando lo que más preciado consideraba en el mundo. Habían
compartido tanto y habían tenido una historia tan digna de vivir en
común que parecía que un final feliz solo era adornar demasiado.
Pero es que no
podía convertirse todo en recuerdos por los que llorar, no podía
haber luchado tanto para nada.
Miró sus dedos
que hasta entonces acariciaban el papel ahora manchados de
carboncillo y, tras detener su respiración unos segundos, cruzó con
su mano de un golpe el dibujo ahogando un grito en una bocanada de
aire.
El papel se
quebró quedando rajado y manchado con unos surcos oscuros.
¿Cómo podía
ser que Jaejoong no notase que le faltaba?
Siempre le había
buscado, había acaparado todo el tiempo posible escapando ya entrada
la noche solo para ir a verle, arriesgando la poca confianza y
libertad que poseía entre aquellas paredes.
Ahora en cambio,
no recordaba necesitarle, ni recordaba haberle querido.
Había retado a
Yunho asegurándole que a él no le olvidaría, le había encarado
creyendo totalmente en lo que acababa de decir y, sin embargo, todo
había terminado de forma radical.
Pero aún toda su
atención y cada uno de sus pensamientos se volcaban en Jaejoong.
Sentía que caminaba sin proponérselo, que acababa sentado en la
sala de terapia tras uno de sus largos pestañeos, y que quien le
hablaba no esperaba respuesta.
- Changmin – le
nombró por segunda vez la doctora Han Bo Eun elevando un poco más
la voz al ver que mantenía su mirada desviada - ¿Cómo te
encuentras?
<< Como
me... encuentro...>> recitó en su cabeza ¿Que cómo se
encontraba? Aunque se lo intentase explicar no podría hacerse ni la
más mínima idea de por lo que estaba pasando.
-
Changmin, dime como te sientes – le
pidió la psicóloga para abordar la misma pregunta de otra forma.
Le sonaban tan
inútiles sus intentos de hacerle exteriorizar lo que sentía, esa
insoportable confianza suya en creer que la solución a todo era
hablar como si las palabras fueran a impedir que se siguiera
desangrando por dentro.
– Es importante
que no dejes todo en tu interior, debes intentar ...
<< Es
importante... importante... ¿importante? ... ¿Qué sabrá usted de
lo que es realmente importante para mí? Se sienta, me mira, me
pregunta e ignorando mis respuestas sigue interrogándome... el
trabajo de todo psicólogo... inútil trabajo de todo psicólogo...
>>
-
Si sientes que es demasiado duro lo que estas pasando...
<< Que le
importará a usted por lo que yo esté pasando... odio que finja
comprenderme, que crea entenderlo todo... No tiene soluciones reales,
eso es todo, y solo queda encubrirlo todo con el nombre de
“terapia”...>>
-
Changmin, solo si comienzas a exteriorizar lo que sientes podrás
comprenderlo mejor, aunque si piensas que necesitas algo mas de
tiempo solo has de...
<< Habla
demasiado... demasiado ... >>
-
... y de esta forma podrás verlo todo desde otro punto de vista ...
<< Cállese
...>>
-
... solo necesitas ...
<<
Cállese... vamos... cállese ya joder ...>>
-
... tienes que intent-....
-
¡¡CÁLLESE!!
La habitación
quedó en un silencio sepulcral y entonces Changmin se dio cuenta de
que había cerrado los ojos al gritar. Habría jurado que la había
encarado pero incluso entonces, sin proponérselo, había rehuido el
mirarla.
-
Lo siento – se disculpó la psicóloga con tranquilidad.
-
No empiece a disculparse solo aprenda a no hablar tanto...
-
¿Piensas que hablo demasiado? ¿Por qué? - preguntó la mujer
intentando tirar de la situación para hacerle hablar.
-
Porque no sabe nada de mí y cree entender todo lo que me pasa... o
se cree adivina o piensa que soy lo mas simple...
-
No creo que seas simple, y es por ello que quiero y me cuesta
comprenderte. Lo intento y por eso te pregunto e indago sobre ti. Si
pensara que eres simple no te preguntaría nada y sacaría las
soluciones de un libro.
-
¿Eso busca? ¿Soluciones? ¿Y quién es el problema? ¿Soy yo? ¿Es
Jaejoong? ¿Es usted? ¿O es otra persona? - le atacó
Changmin mirándola por primera vez.
-
Nadie es el problema Changmin...
-
¡Claro que sí!
-
¿Quién?
Estaba hablando,
estaba desahogándose y sabía que era el objetivo de la psicóloga
que comenzaba a hacerse patente, pero una vez dichas las primeras
palabras solo quería vaciar la caja.
-
¿Ve? No se da cuenta de nada... y sigue buscando soluciones en esta
habitación.
-
Dime de que no me doy cuenta Changmin ¿Quién es el problema?
-
¡Es ese tío! ¡¡ Ese Shin Seung o como coño se quiera llamar!!
-
¿Piensas que ha fracasado como psicólogo en su trabajo y que por
ello Kim Jaejoong se encuentra en este estado?
-
Como psicólogo y como persona... - le aseguró Changmin remarcando
la última palabra.
-
Todo es muy complejo Changmin, y es mejor no poner en duda los
esfuerzos de un profesional sin tener en cuenta la dificultad del
problema.
-
Para usted Jaejoong es el problema...
-
No, no es lo que quería decir.
-
¡Claro que es lo que quería decir y lleva rato esquivándolo!
-Créeme,
yo no...
-
¡Pues él no es el problema! El problema es ese tío, este lugar, y
todos vosotros ...
-
Sin duda algo ha fallado, y te aseguro que no hay nadie que por
mínimo que sea no lo sienta. Comprendo que te sientas....
-
No se arriesgue a decir eso porque es una estupidez. No creo que
comprenda mi situación. Él era mi apoyo en este lugar ¿Sabe? Y no
me recuerda. No se que se supone debo hacer ahora, no se si debo
dejarlo estar, si debo empezar a reconstruirlo todo, si debo...
seguir aquí...
-
Aún arriesgándome a hablar demasiado te diré que, por el bien de
Kim Jaejoong, sería mejor no intentar rescatar esos recuerdos, al
menos por ahora. Hay otros recuerdos más importantes, anteriores a
esos que comparte contigo, que necesita recordar, los cuales son el
motivo por los que está aquí.
<< Ya lo
sé>> le aseguró Changmin desde su pensamiento.
Eso lo sabía
desde hace meses, quizás desde demasiado pronto, y ya había dejado
de verlo como tan importante. Si ese maldito recuerdo iba a
procurarle el olvido de otros tantos más ¿De que servía intentar
que recuperara el recuerdo de un día tan fatídico en su vida?
¿Querían hacerle consciente de todo para poder considerarle
capacitado para un juicio y añadir a su cada vez mas destruida vida
el cartel de “culpable de homicidio”?
Ese podía ser el
único frío y cruel objetivo que por ley podrían proponer respecto
a él.
Todo estaba tan
calculado... Parecía que jugaban con piezas y que no veían a las
personas. Lo que él tanto deseaba, el volver con Jaejoong, el
intentar que lo reconociese, para su psicóloga ahora solo suponía
la complicación de la terapia de otro interno.
-
¿Eso es todo? - preguntó Changmin con un deje en la voz.
Han Bo Eun guardó
silencio unos segundos sin decidirse que responder, quizás porque
habría esperado más debate por parte de aquel chico.
Changmin supuso
que si no se iba entonces se arrepentiría de tener que seguir
escuchando sus consejos que dejaban lo que le importaba fuera y se
puso en pie agachando la mirada hacia el suelo mientras salía de la
sala sin despedirse.
Si el motivo por
el que no debía acceder a Jaejoong era el hecho de que debía
recordar algo que solo le destruiría más la vida al hacerlo,
entonces, se movería por su propia lógica, y por la de nadie más.
Precisamente el
recordar que mató a su padre solo haría mas profundo el agujero en
el que se encontraba.
No podía dejar
que eso sucediera. Hacía tiempo que había comprendido que salir con
él de aquel lugar era su única oportunidad de vivir una vida sin
muros rodeándole, y era lo que intentaría conseguir para él,
incluso ahora que le había borrado de su cabeza.
-
-
-
-
¿Qué tal el día Jaejoong? - preguntó el psicólogo al chico
sentado frente a él.
-
Fantástico, como siempre ¿Aún no sabe que vivir aquí es un sueño
hecho realidad para mí?- soltó Jaejoong con sarcasmo mientras
dibujaba con su pie líneas en el suelo de forma distraída.
Era como una
vuelta al comienzo. Aquel chico al que le había creado un rencor sin
precedentes hacia su persona había dejado de odiarle con toda su
sangre para volver a detestarlo a niveles no tan personales ¿Le daba
una segunda oportunidad al ser que más había odiado jamás?
-
¿Me cuentas lo que has hecho? - preguntó Shin Seung no pudiendo
reprimir una pequeña sonrisa.
-
¿Hoy? Pues contando con que llevo un par de horas despierto... nada
demasiado impactante.
-
¿Y ayer?
-
Más de lo mismo, ¿Y usted?
-
No fue más de lo mismo, que yo sepa – insistió el psicólogo
intentando indagar si algún reflejo de un recuerdo quedaba en él.
-
Bueno, lo de ayer fue muy divertido – dijo Jaejoong mirándole con
una sonrisa forzada - Estaba en una sala desconocida y era como si
hubiera despertado de pie allí ¿Interesante no? A ver si la próxima
vez despierto en una isla paradisíaca...
-
Puestos a pedir... ¿No recuerdas nada anterior a esto?
-
Recuerde lo que recuerde importará una mierda, son todos los días
iguales ¿Qué quiere que recuerde? No hay grandes acontecimientos a
tomar como referencia ¿No? - ironizó cansándose demasiado pronto
de una sesión – En todo caso soy yo el que no tiene ni puta idea
de que hacía allí.
-
Tuviste un, llamémosle, periodo de ausencia, eso es todo.
-
¡Ah! O sea, nada, eso le pasa a todo el mundo ¿No?
-
Me refiero a que no fue nada importante. No sabemos el motivo pero
entraste durante unas horas en este estado y han quedado como lagunas
en tu memoria – mintió Shin Seung disfrutando de la credibilidad
que podían llegar a tener sus palabras en aquella situación.
-
Ahora tendré que recordar también lo que pasó en esas horas ¿No?
Si no lo hago no podré irme por no se que cual gilipollez.
-
No, hombre no, no dramatices, de esto podemos pasar por ahora.
Seguiremos trabajando en lo de siempre.
Jaejoong se dejo
caer el sofá en el que hasta entonces había estado sentado
resoplando ruidosamente.
-
Otra vez... y seguimos con lo mismo.
-
Es lo mismo y lo único Jaejoong.
-
Pues es de la única cosa que no me acuerdo.
-
Coge ese bloc de dibujo de la mesa y usa esta cera – le indicó
ignorando su queja.
-
¿Otra vez me pone a dibujar porque no sabe que hacer? - refunfuñó
Jaejoong enderezándose para coger la carpeta de hojas de la mesilla
situada junto al sofá.
-
Todo lo que hago, se por que lo hago y para qué – cortó Shin
Seung sintiéndose demasiado cómodo en su antiguo papel – Toma el
lápiz.
-
Si ya... ¿Y ahora qué?
-
Ya sabes como va esto no ¿No?
-
¿Es lo que hacía al principio no? Que escriba algo de hoy...
-
O lo dibujes, y que sea lo primero...
-
Que se me venga a la cabeza y, así, al final tendré una colección
de estupideces reunidas en un bloc
-
Recuerdos, no estupideces.
-
Parecido...
Jaejoong apoyó
la cera sobre la hoja en blanco pensando en que cosa, por estúpida
que fuera, podía valer la pena para manchar el papel bajo la atenta
mirada de quién había encontrado un medio de tener un registro,
aunque fuera superficial, de su día a día.
-
No se me ocurre nada – dijo Jaejoong mientras alzaba la mirada al
reloj de la habitación – Y ya es la hora así que me lo ahorro.
-
Está bien. Entonces por hoy hemos terminado. Ah, no, no, el blog
llévatelo a tu habitación – se apresuró a indicarle al ver que
soltaba las láminas blancas sobre el sillón.
-
Vale, vale... hasta mañana.
Y diciendo esto
cogió el blog a desgana y salió de la habitación despidiéndose
con un gesto de cabeza.
¿Qué podía
hacer ahora? Tenía la opción de recorrerse los pasillos durante
horas, dejarse caer en la cama de su habitación durante el mismo
tiempo, y unas tantas cosas igual de monótonas y repetitivas, plato
de todos los días.
Terminó por
salir al patio al ver las puertas de la entrada abiertas de par en
par. Cruzó el jardín a paso lento sin disimular que no tenía a
donde ir, demasiadas pocas veces había salido allí. Todo estaba
bastante desierto, la mayoría de los internos se encontrarían
seguramente recibiendo terapia en sus pequeñas jaulas y, de todas
formas, ni lleno de personas aquel lugar ofrecía compañía.
Pronto dirigió
sus pasos hacia uno de los pocos árboles que adornaban la zona y
dejó caer todo su cuerpo sobre el césped tirando el blog a su lado.
Cerró los ojos y
se dispuso a escuchar. Se oían tantas voces lejanas que decían
cosas sin sentido, prestando atención a la última estúpidez ...
ninguna exigía ayuda ¿es que él era el único caprichoso?
Parecía que
debía conformarse con lo que vivía y que solo estaba haciendo más
larga la sumisión ¿Pero como podía resignarse alguien a aceptar
ser el problema sin solución de un médico?
Suspiró
ruidosamente y abrió los ojos frunciendo el ceño. Pero pronto
ablandó el gesto.
Había dejado de
oír las voces. El enlazado de ramas sobre él, tumbado sobre la
hierba húmeda... aquella situación le resultaba extrañamente
familiar. Desenfocó la vista perdiéndola en la nada y casi como
acto reflejo miró a su lado, enderezándose repentinamente al ver
que no había nadie junto a él.
Sonrió riendo
para sus adentros sintiéndose un idiota ¿A quién esperaba ver?
Bajó la mirada
con una extraña sensación en su cuerpo y se dio cuenta
de que había clavado sus dedos en la hierba arañando con sus uñas
la tierra.
Fue relajando sus
dedos mientras levantaba la vista para echar un vistazo a su
alrededor.
-
Vamos... no hagas que me crea que estás loco... - susurró sin poder
dejar la petición solo en su pensamiento, obligándose a dejar de
buscar a quien ya no conocía - ... porque no lo estás...
-
-
-
Changmin pasó
nuevamente la goma por aquellas manchas sobre el dibujo de Jaejoong
como si al arreglarlo intentara demostrarse a sí mismo que solo
había tenido un pequeña caída en el desánimo, y que aún era
capaz de todo.
Cerró el
cuaderno y pasó la mano por la portada. Aquello debía
ser por siempre un bonito recuerdo y no un cruel recordatorio de lo
que no pudo ser.
El silencio de la
habitación le hacía sentirse demasiado aislado y eso le llevaba a
pensar demasiado, así que decidió salir de allí llevando consigo
sus láminas y el desgastado carboncillo.
Sus pasos le
llevaron ya por costumbre al comedor y por nostalgia a la mesa de
siempre, al final de la sala bajo uno de los ventanales.
Abrió una página
en blanco y apoyó con decisión en lápiz. Se había propuesto tener
la mente ocupada, pero no era un momento demasiado adecuado para que
sus inspiración le dijera que dibujar.
Comenzó a
manchar la hoja con unas líneas que terminó por borrar, cerrando
después el blog a desgana y tirándolo sobre la silla. Aceptó que
se había rendido demasiado pronto, pero no era fácil conseguir
moderar su preocupación en una situación tan difícil. Se mantuvo
inmóvil ahogado en sus pensamientos durante unos minutos hasta que
el trastear de bandejas en el mostrador le hizo reaccionar.
No
dudó en levantarse y en obligarse de nuevo a equilibrar la tensión
que sentía prestando atención a lo mínimo que se le ofrecía. Miró
de reojo el reloj del comedor. Era aún temprano y apenas estaban
sacando la comida, pero no era algo lo mínimamente importante como
para pensarlo dos veces así que se levantó para acercarse.
En cada gesto y
movimiento parecía estar huyendo, cogiendo de forma acelerada cada
cosa del mostrador y apoyándola ruidosamente sobre su bandeja bajo
la atenta mirada de la cocinera la cual parecía reprimirle en
silencio.
Hacía tiempo que
no comía solo y no se había percatado hasta haber vuelto a la mesa.
Era tan fácil
volver a darse cuenta de que no sabía que hacer, de que se sentía
totalmente perdido y de que todo parecía depender de él de una
forma que hasta dolía.
Por momentos le
costaba más confiar en que lo solucionaría todo y sabía que en
ello no solo iba pesimismo, sino una forma realista de ver las cosas.
Sentía prisa por
salir de aquella situación, tenía que reaccionar y no sabía por
donde empezar.
Su comida seguía
casi intacta cuando se levanto para salir de la sala dejándola
bruscamente sobre el recogedor de bandejas. Allí no podía pensar.
-
-
Jaejoong hizo
ondear su camiseta que ahora se pegaba a su espalda mojada a causa de
la hierba. Llevaba mucho tiempo tendido en el mismo lugar pintando
garabatos sin sentido en la primera hoja en blanco del cuaderno.
Hacia tiempo que había empezado a aburrirse demasiado y eso le había
hecho prestarle atención a su estómago.
Sin necesidad de
mirar por donde iba llegó al comedor dirigiéndose a aquella mesa
perdida al fondo para dejar su cuaderno. El comedor se estaba
comenzando a llenar lo suficiente como para perder un rato en la cola
de la comida, así que se dio prisa para ponerse detrás de unos
cuantos internos que tuvieron como música sus continuos gestos y
resopló de impaciencia.
A los varios
minutos comenzó a divisar el final del mostrador mientras arrastraba
cansinamente su bandeja en espera de poder salir de allí y volver a
su mesa, cosa que consiguió en menos tiempo del que le pareció.
Posó su bandeja
sobre su mesa y se dejo caer en la silla como si pesara el triple de
lo que era.
-Vamos allá... -
susurró mirando su bandeja tras lo cual desvió su mirada al resto
de la mesa – ¿Y el...?
Miró extrañado
hacia donde había creído dejar su cuaderno hasta que optó por
levantarse e hincar de rodillas junto a
la mesa para mirar bajo ésta. Sonrió entre aliviado y extrañado al
ver el cuaderno sobre la silla, dejándolo después caer sobre la
mesa, de nuevo al alcance de su vista.
Se dispuso a
bajar la mirada hacia su plato pero algo llamó su atención. El
cuaderno sobre la mesa lucía una línea que cruzaba la portada y
estaba bastante más desgastado de lo que recordaba. Lo deslizó
sobre la mesa hasta situarlo frente a él sustituyendo el lugar de la
bandeja y pasos sus dedos sobre los defectos de la portada.
Extrañado abrió
el blog de par en par y unas páginas con dibujos que no podían
estar dibujados por cualquiera aparecieron frente a él. Levantó
brevemente la vista para luego bajarla y seguir pasando las páginas
hasta que un dibujo le descolocó totalmente provocando que levantara
la mirada bruscamente buscando con vehemencia el dueño del cuaderno
en la sala.
Frente a él se
mostraba un dibujo de él mismo, desgastado y manchado, pero claro.
Volvió entonces
a la portada intentando buscar un nombre que le dijera a quién
pertenecía lo que tenía entre sus manos y no tardo en encontrar un
hombre escrito a lápiz en el borde de la primera hoja.
-
Changmin... - leyó en alto.
Conocía ese
nombre, lo había oído hacía muy poco.
-
Soy la Doctora Han Bo Eun. Creo que no me conoces.
...
- Yo soy la
psicóloga de Shim Changmin.
Jaejoong volvió
a la pagina con su imagen casi por inercia << ¿Por qué
debería conocerle? >>
Terminó por
cerrar el cuaderno y lo colocó junto a sí en la silla.
No tenía nada
interesante previsto en su vida, ni nada de cualquier otro tipo.
Podía probar
enterarse de algo que se refiriera a él, por probar algo diferente.
-
-
-
Tras dar un
número respetable de vueltas por los pasillos Jaejoong leyó el
nombre de “Han Bo Eun” en una de las puertas. Se abalanzó sobre
ésta llamando sin pensárselo dos veces. No tuvo que esperar apenas
para oír un “adelante” de una voz femenina desde el interior que
le invitaba a pasar. Así lo hizo.
-
Buenos días – le saludó la psicóloga levantando la vista de sus
papeles - ¿En qué puedo ayudarte?
-
Yo... quería – titubeó sin saber si sentarse o no - ...
preguntarle algo.
-
Adelante. Siéntate, no te quedes de pie – le ofreció Han Bo Eun
con una sonrisa.
-
Gracias -dijo casi en un susurro mientras se sentaba en una butaca
frente a ella – Verá... usted me mencionó hace unos días a un
tal Changmin ...
-
Cierto – afirmó con suavidad.
-
Cierto... - repitió Jaejoong antes de proponer su pregunta - ¿quién
es él?
-
Es uno de mis pacientes.
-
Lo suponía pero, ¿por que debía yo conocerle?
-
¿Deber? Era una suposición. Me presenté si no me equivoco y pensé
que era mas probable que conocieras a éste chico, por cualquier
motivo, antes que a mí – mintió la doctora haciendo alarde de su
naturalidad.
-
Pues no es así... - dijo Jaejoong bajando la mirada hacia el suelo.
Tenía que haber más - ¿Cuánto tiempo lleva aquí?
-
Pues, desde el año pasado.
-
¿Y por qué?
-
Bueno – empezó a decir Han Bo Eun sonriendo como si se disculpara
– No puedo comentar la información sobre mis pacientes con
terceras personas así como así.
Jaejoong apoyó
su espalda en el respaldo del sillón con un largo suspiro. No podía
disimular que estaba decepcionado.
-
¿Qué sucede? - pregunto la mujer que no ignoró su reacción.
-
Nada, es solo que... Nada ...
-
No, no, dime.
-
Es que esperaba algo, no se que... pero esperaba algo... - <<
algo que me explicara porqué me dibuja en sus ratos libres>>
-
Siento no poder ayudarte – se disculpó la psicóloga intentando
dar por zanjada una conversación que, en su opinión, no convenía
mantener.
-
No importa. Gracias igualmente.
Han Bo Eun negó
con la cabeza a modo de “de nada” y Jaejoong se puso en pie para
salir de la sala sin decir nada más. Tras cerrar la puerta tras él
y empezar a caminar por el pasillo se dio cuenta de que había
esperado mucho más aunque sin saber el qué. El pensar en aquel
nombre como el de alguien que solo le había tomado como modelo en su
aburrimiento no era lo que había esperado. ¿No había otra relación
entre ese tal Changmin y él?
Si, realmente le
había decepcionado, y mucho, el hecho de que se hubiera simplificado
todo tanto.
Siguió caminando
hacia su habitación pero paso de largo al llegar. No tenía ganas de
encerrarse en su caja, así que oculto las manos en sus bolsillos y
siguió avanzando sin rumbo fijo.
-
-
-
-
Esperas una solución, y sabes que no la tengo – le aseguró Yunho
al chico que estaba sentado frente a él en la sala de visitas.
-
Alguna tiene que haber, algo que pueda hacer – insistió Changmin –
Aunque ayudarme no sea de tu interés y ...
-
Esto no va de lo que me interese o no. Solución... - repitió Yunho
sonriendo con ironía - ¿La tiene?
-
Debería...
-
Quieres que la haya, pero eso no tiene nada que ver con lo que tu
quieras.
-
¿Es que tú no intentaste hacer nada? - preguntó Changmin
intentando no elevar la voz. Odiaba su actitud, y más entonces.
-
Si, pero supe parar a tiempo.
-
No me vengas con esas. No es la primera vez que has intentado
exprimirle un mínimo recuerdo y le has hundido al hacer que se de
cuenta de que ha olvidado la mitad de su vida.
-
Si piensas eso, deberías darte cuenta de que tu pretendes hacer lo
mismo – dijo Yunho sabiendo que acertaba de pleno con sus palabras.
-
No es lo mismo – negó Changmin sin estar muy seguro – Yo quiero
que el pueda... yo no...
-
Tú sí... Sabes que no actúas tanto por él como por ti. Le echas
de menos y aunque intentes pintar los que quieres hacer de buenas
intenciones, la verdad es que sientes rencor por lo que ha hecho.
Piensas que es un error suyo y que lo debe corregir ...
-
No...
-
Pues te diré una cosa ¡No puede! Despierta ¿Vale? - le exigió
Yunho elevando la voz y perdiendo la paciencia – De mi recuerda,
hoy y ayer, y más atrás todos son recuerdos borrosos o que han
pasado a la historia. Es así, y me lo he tenido que comer tal cual.
-
Yo no pienso dejarlo todo así. Sino crees en soluciones eres tú el
que tiene que despertar. Y aunque pienses que todo lo hago por mí y
por rencor, no es así. No creas que sabes tanto...
-
Déjalo estar... - insistió Yunho dejando pasar de largo lo que
decía.
-
¿Dejarlo estar? Ignorar lo que pasa porque él no se ha dado cuenta
¡Hagamos como que aquí no ha pasado nada! Mira ... ese es el primer
paso para tratarle como un tarado.
-
¿Tarado? Algo no va bien con él, y llames como se lo llames, es la
misma cosa...
-
No se por que hablo contigo – terminó por decir Changmin cansado
de escucharle hablar como si lo supiera todo – No esperaba contar
con tu ayuda pero ¿ves?, llego a esto cuando se trata de buscar
soluciones.
Changmin dio la
conversación por terminada y pareció que Yunho con su silencio hizo
lo mismo.
No había mucho
más que sacar de una conversación en común, nunca lo había
habido.
Changmin salió
de la sala parándose nada más salir con una sensación ya conocida
de no saber donde ir.
En aquel momento
un chico clavó los ojos en él. Hacía días le había visto en
aquel pasillo, y era lo único que recordaba de él.
Jaejoong detuvo
sus pasos mientras le observaba. De algún modo una cara conocida era
una cara conocida. Aún así pensó que resultaría estúpido
quedarse mas tiempo mirándole y decidió reanudar la marcha, pero
una segunda persona mucho más familiar salió de la misma sala
esquivando al primer chico para dirigirse a la salida.
<< Yunho
... ¿Qué haces aquí?>> se preguntó sin entender. Yunho le
había visitado hacía apenas un par de días y volvía a estar allí.
Su frecuencia de visita al centro no se parecía a la de dos veces
por semana, y menos visitando a .... << ¿Quién eres?>>
le preguntó desde su cabeza a Changmin entre curioso y molesto.
Esperó unos
segundos a que Yunho se perdiera de su vista y entonces decidió
seguir los pasos de Changmin que ahora se dirigían al comedor.
No estaba seguro
de que iba a hacer pero la curiosidad no estaba por dejar el tema
pasar.
Changmin siguió
avanzando mirandose los pies inmerso en las reprimendas que aún le
soltaba a Yunho en su imaginación. Realmente le hacía llegar a su
límite.
Ciego hacia todo
lo que le rodeaba cogió una bandeja de entre todas las apiladas
sobre el mostrador del comedor y siguió enfrascado en sus
pensamientos hasta que una voz le hizo salir.
– Pensaba que el otro día eras tu la
visita – dijo Jaejoong tras encontrar una buena forma de comenzar
una conversación desinteresada.
Changmin se dio
la vuelta hacia él y su mente se quedó por unos instantes en
blanco. ¿Era esa la oportunidad que no había sido capaz de
conseguir por sí mismo?
Tomó aire y se
prometió reaccionar.
-
¿Cómo? - preguntó alegrándose de haber dicho la palabra de un
solo golpe.
-
El otro día, me cruce contigo en la sala de visitas. Ibas con ropa
de calle y pensé que eras tú la visita – se explicó Jaejoong
comenzando a poner lo necesario en su bandeja, dejando de mirarle.
-
¡Ahm!.. ya...caigo - <<demasiado lento>>.
-
¿Ya ... caes ...? - bromeó Jaejoong.
-
Si, nos vimos... es decir, no te recordaba, fue mínimo...
-
Al menos ahora hablas mas.
-
Si ... - afirmó Changmin que sentía que con cada palabra gastaba
todas sus energías.
-
¿Desde cuando llevas aquí entonces?
-
Desde ... - << piensa, piensa ... >> - Desde ese día que
me crucé contigo ¿Y tú?
-
Más tiempo – simplificó Jaejoong indicándole con un gesto que
avanzara en la cola - ¿Y tu nombres es?
-
Changmin, Shim Changmin – contesto Changmin con rapidez.
-
Changmin... - repitió Jaejoong como si le costara abarcar el dato.
-
Sí... ¿Y tú?
-
Jae... Jaejoong, como prefieras ...
La persona que
estaba junto a él acababa de mentirle doblemente ¿Por qué?
-
Bueno ... ¿me sigues y continuamos hablando? – ofreció
Changmin sujetando su bandeja dispuesto a ir hacia la mesa.
-
Claro...
Jaejoong le
siguió sentándose frente a él en la mesa junto a la ventana.
-
Me conoces – sentenció sin poder esquivar lo que le interesaba ni
por un momento, moviendo con la cuchara el contenido de su plato.
-
¿Cómo?
-
No te hagas el impresionado – cortó Jaejoong dejando caer el
cubierto ruidosamente – Me conoces ¿verdad?
-
No... - << ¿qué me he perdido?>>
-
Joder, mira ... estoy acostumbrado al juego de los psicólogos, pero
los demás no tienen por que jugar conmigo.
-
No juego contigo...
-
Si lo haces... ¿de que me conoces?
-
¿Que de qué te conozco? - repitió Changmin. Era demasiado difícil
pensar en la respuesta correcta.
-
Sí... mira. Mi cara te suena de sobra ¿verdad? ¡No llevas aquí
precisamente dos días, y si conoces a Yunho es porque también me
conoces a mi ! Eres hábil mintiendo tanto en dos frases ...
-
Lo siento, creo que me has malinterpretado...
-
No hay nada que malinterpretar. Odio que la gente me oculte cosas y
que eche el rato entreteniéndose mientras me trago lo que me
cuentan...
-
Si te conozco – aceptó Changmin sin saber por donde escapar.
-
Evidentemente... ¿Desde cuando? ¿Por qué?
-
Desde que entré aquí, y porque me salvaste la vida – soltó
Changmin bajando la mirada.
Changmin creyó
que había dicho aquellas palabras antes de pensarlas y se sorprendió
a si mismo en el peor de los sentidos.
-
¿Cómo dices? - preguntó Jaejoong esperando que Changmin levantara
la vista para mirarle –¿Qué?... Eso también es mentira ...
-
Mira ... dejemoslo en un “tal vez” ¿vale? - le propuso Changmin.
Necesitaba escapar, rebobinar, y pensárselo todo mejor.
-
¿En un “tal vez”? Joder... te aburres – dijo Jaejoong
poniéndose en pie tomando su bandeja por los bordes – Que
aproveche...
Changmin no
levantó la mirada incluso entonces. Aguantó el aire hasta que
Jaejoong se hubo alejado con sus rápidos pasos y, tras ésto, lo
soltó ahogando un quejido.
Era como si cada
ápice de su cuerpo le doliera, como si moverse le arriesgara a
romperse.
Se mantuvo así,
inmóvil, soportando la ganas de gritar hasta olvidarse de todo.
En aquellos
momentos envidiaba a Jaejoong.
Olvidar no dolía,
recordar si lo hacía.
Este capitulo me desespero la primera vez y ahora al volver a leerlo me desespera mas...aishhh lo q tiene q ser olvidar lo q has echo...madre mia.
ResponderEliminarBueno a partir de ahora mis comentarios seran como siempre, extensos y con todo lo q tenga q decir ^^
Atte: Lessien