martes, 23 de octubre de 2012

- Capítulo 14 -

Pasó la yema de sus dedos por el dibujo que meses atrás había plasmado en una de las tantas hojas en blanco de su bloc, delineando cada rasgo de su rostro.

No había sabido dibujar su sonrisa y hubiera deseado ser capaz para ahora estar observando lo que más preciado consideraba en el mundo. Habían compartido tanto y habían tenido una historia tan digna de vivir en común que parecía que un final feliz solo era adornar demasiado.
Pero es que no podía convertirse todo en recuerdos por los que llorar, no podía haber luchado tanto para nada.

Miró sus dedos que hasta entonces acariciaban el papel ahora manchados de carboncillo y, tras detener su respiración unos segundos, cruzó con su mano de un golpe el dibujo ahogando un grito en una bocanada de aire.

El papel se quebró quedando rajado y manchado con unos surcos oscuros.
¿Cómo podía ser que Jaejoong no notase que le faltaba?
Siempre le había buscado, había acaparado todo el tiempo posible escapando ya entrada la noche solo para ir a verle, arriesgando la poca confianza y libertad que poseía entre aquellas paredes.
Ahora en cambio, no recordaba necesitarle, ni recordaba haberle querido.

Había retado a Yunho asegurándole que a él no le olvidaría, le había encarado creyendo totalmente en lo que acababa de decir y, sin embargo, todo había terminado de forma radical.
Pero aún toda su atención y cada uno de sus pensamientos se volcaban en Jaejoong. Sentía que caminaba sin proponérselo, que acababa sentado en la sala de terapia tras uno de sus largos pestañeos, y que quien le hablaba no esperaba respuesta.

- Changmin – le nombró por segunda vez la doctora Han Bo Eun elevando un poco más la voz al ver que mantenía su mirada desviada - ¿Cómo te encuentras?

<< Como me... encuentro...>> recitó en su cabeza ¿Que cómo se encontraba? Aunque se lo intentase explicar no podría hacerse ni la más mínima idea de por lo que estaba pasando.

- Changmin, dime como te sientes – le pidió la psicóloga para abordar la misma pregunta de otra forma.

Le sonaban tan inútiles sus intentos de hacerle exteriorizar lo que sentía, esa insoportable confianza suya en creer que la solución a todo era hablar como si las palabras fueran a impedir que se siguiera desangrando por dentro.

– Es importante que no dejes todo en tu interior, debes intentar ...

<< Es importante... importante... ¿importante? ... ¿Qué sabrá usted de lo que es realmente importante para mí? Se sienta, me mira, me pregunta e ignorando mis respuestas sigue interrogándome... el trabajo de todo psicólogo... inútil trabajo de todo psicólogo... >>

- Si sientes que es demasiado duro lo que estas pasando...

<< Que le importará a usted por lo que yo esté pasando... odio que finja comprenderme, que crea entenderlo todo... No tiene soluciones reales, eso es todo, y solo queda encubrirlo todo con el nombre de “terapia”...>>

- Changmin, solo si comienzas a exteriorizar lo que sientes podrás comprenderlo mejor, aunque si piensas que necesitas algo mas de tiempo solo has de...

<< Habla demasiado... demasiado ... >>

- ... y de esta forma podrás verlo todo desde otro punto de vista ...

<< Cállese ...>>

- ... solo necesitas ...

<< Cállese... vamos... cállese ya joder ...>>

- ... tienes que intent-....
 
- ¡¡CÁLLESE!!

La habitación quedó en un silencio sepulcral y entonces Changmin se dio cuenta de que había cerrado los ojos al gritar. Habría jurado que la había encarado pero incluso entonces, sin proponérselo, había rehuido el mirarla.

- Lo siento – se disculpó la psicóloga con tranquilidad.
- No empiece a disculparse solo aprenda a no hablar tanto...
- ¿Piensas que hablo demasiado? ¿Por qué? - preguntó la mujer intentando tirar de la situación para hacerle hablar.
- Porque no sabe nada de mí y cree entender todo lo que me pasa... o se cree adivina o piensa que soy lo mas simple...
- No creo que seas simple, y es por ello que quiero y me cuesta comprenderte. Lo intento y por eso te pregunto e indago sobre ti. Si pensara que eres simple no te preguntaría nada y sacaría las soluciones de un libro.
- ¿Eso busca? ¿Soluciones? ¿Y quién es el problema? ¿Soy yo? ¿Es Jaejoong? ¿Es usted? ¿O es otra persona?  - le atacó Changmin mirándola por primera vez.
- Nadie es el problema Changmin...
- ¡Claro que sí!
- ¿Quién?

Estaba hablando, estaba desahogándose y sabía que era el objetivo de la psicóloga que comenzaba a hacerse patente, pero una vez dichas las primeras palabras solo quería vaciar la caja.

- ¿Ve? No se da cuenta de nada... y sigue buscando soluciones en esta habitación.
- Dime de que no me doy cuenta Changmin ¿Quién es el problema?
- ¡Es ese tío! ¡¡ Ese Shin Seung o como coño se quiera llamar!!
- ¿Piensas que ha fracasado como psicólogo en su trabajo y que por ello Kim Jaejoong se encuentra en este estado?
- Como psicólogo y como persona... - le aseguró Changmin remarcando la última palabra.
- Todo es muy complejo Changmin, y es mejor no poner en duda los esfuerzos de un profesional sin tener en cuenta la dificultad del problema.
- Para usted Jaejoong es el problema...
- No, no es lo que quería decir.
- ¡Claro que es lo que quería decir y lleva rato esquivándolo!
-Créeme, yo no...
- ¡Pues él no es el problema! El problema es ese tío, este lugar, y todos vosotros ...
- Sin duda algo ha fallado, y te aseguro que no hay nadie que por mínimo que sea no lo sienta. Comprendo que te sientas....
- No se arriesgue a decir eso porque es una estupidez. No creo que comprenda mi situación. Él era mi apoyo en este lugar ¿Sabe? Y no me recuerda. No se que se supone debo hacer ahora, no se si debo dejarlo estar, si debo empezar a reconstruirlo todo, si debo... seguir aquí...
- Aún arriesgándome a hablar demasiado te diré que, por el bien de Kim Jaejoong, sería mejor no intentar rescatar esos recuerdos, al menos por ahora. Hay otros recuerdos más importantes, anteriores a esos que comparte contigo, que necesita recordar, los cuales son el motivo por los que está aquí.

<< Ya lo sé>> le aseguró Changmin desde su pensamiento.

Eso lo sabía desde hace meses, quizás desde demasiado pronto, y ya había dejado de verlo como tan importante. Si ese maldito recuerdo iba a procurarle el olvido de otros tantos más ¿De que servía intentar que recuperara el recuerdo de un día tan fatídico en su vida? ¿Querían hacerle consciente de todo para poder considerarle capacitado para un juicio y añadir a su cada vez mas destruida vida el cartel de “culpable de homicidio”?
Ese podía ser el único frío y cruel objetivo que por ley podrían proponer respecto a él.

Todo estaba tan calculado... Parecía que jugaban con piezas y que no veían a las personas. Lo que él tanto deseaba, el volver con Jaejoong, el intentar que lo reconociese, para su psicóloga ahora solo suponía la complicación de la terapia de otro interno.

- ¿Eso es todo? - preguntó Changmin con un deje en la voz.

Han Bo Eun guardó silencio unos segundos sin decidirse que responder, quizás porque habría esperado más debate por parte de aquel chico.

Changmin supuso que si no se iba entonces se arrepentiría de tener que seguir escuchando sus consejos que dejaban lo que le importaba fuera y se puso en pie agachando la mirada hacia el suelo mientras salía de la sala sin despedirse.

Si el motivo por el que no debía acceder a Jaejoong era el hecho de que debía recordar algo que solo le destruiría más la vida al hacerlo, entonces, se movería por su propia lógica, y por la de nadie más.
Precisamente el recordar que mató a su padre solo haría mas profundo el agujero en el que se encontraba.

No podía dejar que eso sucediera. Hacía tiempo que había comprendido que salir con él de aquel lugar era su única oportunidad de vivir una vida sin muros rodeándole, y era lo que intentaría conseguir para él, incluso ahora que le había borrado de su cabeza.

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- ¿Qué tal el día Jaejoong? - preguntó el psicólogo al chico sentado frente a él.
- Fantástico, como siempre ¿Aún no sabe que vivir aquí es un sueño hecho realidad para mí?- soltó Jaejoong con sarcasmo mientras dibujaba con su pie líneas en el suelo de forma distraída.

Era como una vuelta al comienzo. Aquel chico al que le había creado un rencor sin precedentes hacia su persona había dejado de odiarle con toda su sangre para volver a detestarlo a niveles no tan personales ¿Le daba una segunda oportunidad al ser que más había odiado jamás?

- ¿Me cuentas lo que has hecho? - preguntó Shin Seung no pudiendo reprimir una pequeña sonrisa.
- ¿Hoy? Pues contando con que llevo un par de horas despierto... nada demasiado impactante.
- ¿Y ayer?
- Más de lo mismo, ¿Y usted?
- No fue más de lo mismo, que yo sepa – insistió el psicólogo intentando indagar si algún reflejo de un recuerdo quedaba en él.
- Bueno, lo de ayer fue muy divertido – dijo Jaejoong mirándole con una sonrisa forzada - Estaba en una sala desconocida y era como si hubiera despertado de pie allí ¿Interesante no? A ver si la próxima vez despierto en una isla paradisíaca...
- Puestos a pedir... ¿No recuerdas nada anterior a esto?
- Recuerde lo que recuerde importará una mierda, son todos los días iguales ¿Qué quiere que recuerde? No hay grandes acontecimientos a tomar como referencia ¿No? - ironizó cansándose demasiado pronto de una sesión – En todo caso soy yo el que no tiene ni puta idea de que hacía allí.
- Tuviste un, llamémosle, periodo de ausencia, eso es todo.
- ¡Ah! O sea, nada, eso le pasa a todo el mundo ¿No?
- Me refiero a que no fue nada importante. No sabemos el motivo pero entraste durante unas horas en este estado y han quedado como lagunas en tu memoria – mintió Shin Seung disfrutando de la credibilidad que podían llegar a tener sus palabras en aquella situación.
- Ahora tendré que recordar también lo que pasó en esas horas ¿No? Si no lo hago no podré irme por no se que cual gilipollez.
- No, hombre no, no dramatices, de esto podemos pasar por ahora. Seguiremos trabajando en lo de siempre.


Jaejoong se dejo caer el sofá en el que hasta entonces había estado sentado resoplando ruidosamente.

- Otra vez... y seguimos con lo mismo.
- Es lo mismo y lo único Jaejoong.
- Pues es de la única cosa que no me acuerdo.
- Coge ese bloc de dibujo de la mesa y usa esta cera – le indicó ignorando su queja.
- ¿Otra vez me pone a dibujar porque no sabe que hacer? - refunfuñó Jaejoong enderezándose para coger la carpeta de hojas de la mesilla situada junto al sofá.
- Todo lo que hago, se por que lo hago y para qué – cortó Shin Seung sintiéndose demasiado cómodo en su antiguo papel – Toma el lápiz.
- Si ya... ¿Y ahora qué?
- Ya sabes como va esto no ¿No?
- ¿Es lo que hacía al principio no? Que escriba algo de hoy...
- O lo dibujes, y que sea lo primero...
- Que se me venga a la cabeza y, así, al final tendré una colección de estupideces reunidas en un bloc
- Recuerdos, no estupideces.
- Parecido...

Jaejoong apoyó la cera sobre la hoja en blanco pensando en que cosa, por estúpida que fuera, podía valer la pena para manchar el papel bajo la atenta mirada de quién había encontrado un medio de tener un registro, aunque fuera superficial, de su día a día.

- No se me ocurre nada – dijo Jaejoong mientras alzaba la mirada al reloj de la habitación – Y ya es la hora así que me lo ahorro.
- Está bien. Entonces por hoy hemos terminado. Ah, no, no, el blog llévatelo a tu habitación – se apresuró a indicarle al ver que soltaba las láminas blancas sobre el sillón.
- Vale, vale... hasta mañana.

Y diciendo esto cogió el blog a desgana y salió de la habitación despidiéndose con un gesto de cabeza.
¿Qué podía hacer ahora? Tenía la opción de recorrerse los pasillos durante horas, dejarse caer en la cama de su habitación durante el mismo tiempo, y unas tantas cosas igual de monótonas y repetitivas, plato de todos los días.

Terminó por salir al patio al ver las puertas de la entrada abiertas de par en par. Cruzó el jardín a paso lento sin disimular que no tenía a donde ir, demasiadas pocas veces había salido allí. Todo estaba bastante desierto, la mayoría de los internos se encontrarían seguramente recibiendo terapia en sus pequeñas jaulas y, de todas formas, ni lleno de personas aquel lugar ofrecía compañía.
Pronto dirigió sus pasos hacia uno de los pocos árboles que adornaban la zona y dejó caer todo su cuerpo sobre el césped tirando el blog a su lado.

Cerró los ojos y se dispuso a escuchar. Se oían tantas voces lejanas que decían cosas sin sentido, prestando atención a la última estúpidez ... ninguna exigía ayuda ¿es que él era el único caprichoso?
Parecía que debía conformarse con lo que vivía y que solo estaba haciendo más larga la sumisión ¿Pero como podía resignarse alguien a aceptar ser el problema sin solución de un médico?
Suspiró ruidosamente y abrió los ojos frunciendo el ceño. Pero pronto ablandó el gesto.

Había dejado de oír las voces. El enlazado de ramas sobre él, tumbado sobre la hierba húmeda... aquella situación le resultaba extrañamente familiar. Desenfocó la vista perdiéndola en la nada y casi como acto reflejo miró a su lado, enderezándose repentinamente al ver que no había nadie junto a él.

Sonrió riendo para sus adentros sintiéndose un idiota ¿A quién esperaba ver?
Bajó la mirada con una extraña sensación en su cuerpo y  se dio cuenta de que había clavado sus dedos en la hierba arañando con sus uñas la tierra.
Fue relajando sus dedos mientras levantaba la vista para echar un vistazo a su alrededor.

- Vamos... no hagas que me crea que estás loco... - susurró sin poder dejar la petición solo en su pensamiento, obligándose a dejar de buscar a quien ya no conocía - ... porque no lo estás...

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Changmin pasó nuevamente la goma por aquellas manchas sobre el dibujo de Jaejoong como si al arreglarlo intentara demostrarse a sí mismo que solo había tenido un pequeña caída en el desánimo, y que aún era capaz de todo.

 Cerró el cuaderno y pasó la mano por la  portada. Aquello debía ser por siempre un bonito recuerdo y no un cruel recordatorio de lo que no pudo ser.

El silencio de la habitación le hacía sentirse demasiado aislado y eso le llevaba a pensar demasiado, así que decidió salir de allí llevando consigo sus láminas y el desgastado carboncillo.
Sus pasos le llevaron ya por costumbre al comedor y por nostalgia a la mesa de siempre, al final de la sala bajo uno de los ventanales.

Abrió una página en blanco y apoyó con decisión en lápiz. Se había propuesto tener la mente ocupada, pero no era un momento demasiado adecuado para que sus inspiración le dijera que dibujar.
Comenzó a manchar la hoja con unas líneas que terminó por borrar, cerrando después el blog a desgana y tirándolo sobre la silla. Aceptó que se había rendido demasiado pronto, pero no era fácil conseguir moderar su preocupación en una situación tan difícil. Se mantuvo inmóvil ahogado en sus pensamientos durante unos minutos hasta que el trastear de bandejas en el mostrador le hizo reaccionar.

No dudó en levantarse y en obligarse de nuevo a equilibrar la tensión que sentía prestando atención a lo mínimo que se le ofrecía. Miró de reojo el reloj del comedor. Era aún temprano y apenas estaban sacando la comida, pero no era algo lo mínimamente importante como para pensarlo dos veces así que se levantó para acercarse.
En cada gesto y movimiento parecía estar huyendo, cogiendo de forma acelerada cada cosa del mostrador y apoyándola ruidosamente sobre su bandeja bajo la atenta mirada de la cocinera la cual parecía reprimirle en silencio.

Hacía tiempo que no comía solo y no se había percatado hasta haber vuelto a la mesa.
Era tan fácil volver a darse cuenta de que no sabía que hacer, de que se sentía totalmente perdido y de que todo parecía depender de él de una forma que hasta dolía.
Por momentos le costaba más confiar en que lo solucionaría todo y sabía que en ello no solo iba pesimismo, sino una forma realista de ver las cosas.
Sentía prisa por salir de aquella situación, tenía que reaccionar y no sabía por donde empezar.

Su comida seguía casi intacta cuando se levanto para salir de la sala dejándola bruscamente sobre el recogedor de bandejas. Allí no podía pensar.

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Jaejoong hizo ondear su camiseta que ahora se pegaba a su espalda mojada a causa de la hierba. Llevaba mucho tiempo tendido en el mismo lugar pintando garabatos sin sentido en la primera hoja en blanco del cuaderno. Hacia tiempo que había empezado a aburrirse demasiado y eso le había hecho prestarle atención a su estómago.

Sin necesidad de mirar por donde iba llegó al comedor dirigiéndose a aquella mesa perdida al fondo para dejar su cuaderno. El comedor se estaba comenzando a llenar lo suficiente como para perder un rato en la cola de la comida, así que se dio prisa para ponerse detrás de unos cuantos internos que tuvieron como música sus continuos gestos y resopló de impaciencia.

A los varios minutos comenzó a divisar el final del mostrador mientras arrastraba cansinamente su bandeja en espera de poder salir de allí y volver a su mesa, cosa que consiguió en menos tiempo del que le pareció.
Posó su bandeja sobre su mesa y se dejo caer en la silla como si pesara el triple de lo que era.

-Vamos allá... - susurró mirando su bandeja tras lo cual desvió su mirada al resto de la mesa – ¿Y el...?

Miró extrañado hacia donde había creído dejar su cuaderno hasta que optó por levantarse e hincar de rodillas junto a la mesa para mirar bajo ésta. Sonrió entre aliviado y extrañado al ver el cuaderno sobre la silla, dejándolo después caer sobre la mesa, de nuevo al alcance de su vista.

Se dispuso a bajar la mirada hacia su plato pero algo llamó su atención. El cuaderno sobre la mesa lucía una línea que cruzaba la portada y estaba bastante más desgastado de lo que recordaba. Lo deslizó sobre la mesa hasta situarlo frente a él sustituyendo el lugar de la bandeja y pasos sus dedos sobre los defectos de la portada.

Extrañado abrió el blog de par en par y unas páginas con dibujos que no podían estar dibujados por cualquiera aparecieron frente a él. Levantó brevemente la vista para luego bajarla y seguir pasando las páginas hasta que un dibujo le descolocó totalmente provocando que levantara la mirada bruscamente buscando con vehemencia el dueño del cuaderno en la sala.
Frente a él se mostraba un dibujo de él mismo, desgastado y manchado, pero claro.

Volvió entonces a la portada intentando buscar un nombre que le dijera a quién pertenecía lo que tenía entre sus manos y no tardo en encontrar un hombre escrito a lápiz en el borde de la primera hoja.

- Changmin... - leyó en alto.

Conocía ese nombre, lo había oído hacía muy poco.



- Soy la Doctora Han Bo Eun. Creo que no me conoces.    
 ...
- Yo soy la psicóloga de Shim Changmin.



Jaejoong volvió a la pagina con su imagen casi por inercia << ¿Por qué debería conocerle? >>
Terminó por cerrar el cuaderno y lo colocó junto a sí en la silla.
No tenía nada interesante previsto en su vida, ni nada de cualquier otro tipo.
Podía probar enterarse de algo que se refiriera a él, por probar algo diferente.

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Tras dar un número respetable de vueltas por los pasillos Jaejoong leyó el nombre de “Han Bo Eun” en una de las puertas. Se abalanzó sobre ésta llamando sin pensárselo dos veces. No tuvo que esperar apenas para oír un “adelante” de una voz femenina desde el interior que le invitaba a pasar. Así lo hizo.


- Buenos días – le saludó la psicóloga levantando la vista de sus papeles - ¿En qué puedo ayudarte?
- Yo... quería – titubeó sin saber si sentarse o no - ... preguntarle algo.
- Adelante. Siéntate, no te quedes de pie – le ofreció Han Bo Eun con una sonrisa.
- Gracias -dijo casi en un susurro mientras se sentaba en una butaca frente a ella – Verá... usted me mencionó hace unos días a un tal Changmin ...
- Cierto – afirmó con suavidad.
- Cierto... - repitió Jaejoong antes de proponer su pregunta - ¿quién es él?
- Es uno de mis pacientes.
- Lo suponía pero, ¿por que debía yo conocerle?
- ¿Deber? Era una suposición. Me presenté si no me equivoco y pensé que era mas probable que conocieras a éste chico, por cualquier motivo, antes que a mí – mintió la doctora haciendo alarde de su naturalidad.
- Pues no es así... - dijo Jaejoong bajando la mirada hacia el suelo. Tenía que haber más - ¿Cuánto tiempo lleva aquí?
- Pues, desde el año pasado.
- ¿Y por qué?
- Bueno – empezó a decir Han Bo Eun sonriendo como si se disculpara – No puedo comentar la información sobre mis pacientes con terceras personas así como así.


Jaejoong apoyó su espalda en el respaldo del sillón con un largo suspiro. No podía disimular que estaba decepcionado.

- ¿Qué sucede? - pregunto la mujer que no ignoró su reacción.
- Nada, es solo que... Nada ...
- No, no, dime.
- Es que esperaba algo, no se que... pero esperaba algo... - << algo que me explicara porqué me dibuja en sus ratos libres>>
- Siento no poder ayudarte – se disculpó la psicóloga intentando dar por zanjada una conversación que, en su opinión, no convenía mantener.
- No importa. Gracias igualmente.

Han Bo Eun negó con la cabeza a modo de “de nada” y Jaejoong se puso en pie para salir de la sala sin decir nada más. Tras cerrar la puerta tras él y empezar a caminar por el pasillo se dio cuenta de que había esperado mucho más aunque sin saber el qué. El pensar en aquel nombre como el de alguien que solo le había tomado como modelo en su aburrimiento no era lo que había esperado. ¿No había otra relación entre ese tal Changmin y él?

Si, realmente le había decepcionado, y mucho, el hecho de que se hubiera simplificado todo tanto.
Siguió caminando hacia su habitación pero paso de largo al llegar. No tenía ganas de encerrarse en su caja, así que oculto las manos en sus bolsillos y siguió avanzando sin rumbo fijo.
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- Esperas una solución, y sabes que no la tengo – le aseguró Yunho al chico que estaba sentado frente a él en la sala de visitas.
- Alguna tiene que haber, algo que pueda hacer – insistió Changmin – Aunque ayudarme no sea de tu interés y ...
- Esto no va de lo que me interese o no. Solución... - repitió Yunho sonriendo con ironía - ¿La tiene?
- Debería...
- Quieres que la haya, pero eso no tiene nada que ver con lo que tu quieras.
- ¿Es que tú no intentaste hacer nada? - preguntó Changmin intentando no elevar la voz. Odiaba su actitud, y más entonces.
- Si, pero supe parar a tiempo.
- No me vengas con esas. No es la primera vez que has intentado exprimirle un mínimo recuerdo y le has hundido al hacer que se de cuenta de que ha olvidado la mitad de su vida.
- Si piensas eso, deberías darte cuenta de que tu pretendes hacer lo mismo – dijo Yunho sabiendo que acertaba de pleno con sus palabras.
- No es lo mismo – negó Changmin sin estar muy seguro – Yo quiero que el pueda... yo no...
- Tú sí... Sabes que no actúas tanto por él como por ti. Le echas de menos y aunque intentes pintar los que quieres hacer de buenas intenciones, la verdad es que sientes rencor por lo que ha hecho. Piensas que es un error suyo y que lo debe corregir ...
- No...
- Pues te diré una cosa ¡No puede! Despierta ¿Vale? - le exigió Yunho elevando la voz y perdiendo la paciencia – De mi recuerda, hoy y ayer, y más atrás todos son recuerdos borrosos o que han pasado a la historia. Es así, y me lo he tenido que comer tal cual.
- Yo no pienso dejarlo todo así. Sino crees en soluciones eres tú el que tiene que despertar. Y aunque pienses que todo lo hago por mí y por rencor, no es así. No creas que sabes tanto...
- Déjalo estar... - insistió Yunho dejando pasar de largo lo que decía.
- ¿Dejarlo estar? Ignorar lo que pasa porque él no se ha dado cuenta ¡Hagamos como que aquí no ha pasado nada! Mira ... ese es el primer paso para tratarle como un tarado.
- ¿Tarado? Algo no va bien con él, y llames como se lo llames, es la misma cosa...
- No se por que hablo contigo – terminó por decir Changmin cansado de escucharle hablar como si lo supiera todo – No esperaba contar con tu ayuda pero ¿ves?, llego a esto cuando se trata de buscar soluciones.

Changmin dio la conversación por terminada y pareció que Yunho con su silencio hizo lo mismo.
No había mucho más que sacar de una conversación en común, nunca lo había habido.
Changmin salió de la sala parándose nada más salir con una sensación ya conocida de no saber donde ir.

En aquel momento un chico clavó los ojos en él. Hacía días le había visto en aquel pasillo, y era lo único que recordaba de él.
Jaejoong detuvo sus pasos mientras le observaba. De algún modo una cara conocida era una cara conocida. Aún así pensó que resultaría estúpido quedarse mas tiempo mirándole y decidió reanudar la marcha, pero una segunda persona mucho más familiar salió de la misma sala esquivando al primer chico para dirigirse a la salida.

<< Yunho ... ¿Qué haces aquí?>> se preguntó sin entender. Yunho le había visitado hacía apenas un par de días y volvía a estar allí. Su frecuencia de visita al centro no se parecía a la de dos veces por semana, y menos visitando a .... << ¿Quién eres?>> le preguntó desde su cabeza a Changmin entre curioso y molesto.

Esperó unos segundos a que Yunho se perdiera de su vista y entonces decidió seguir los pasos de Changmin que ahora se dirigían al comedor.
No estaba seguro de que iba a hacer pero la curiosidad no estaba por dejar el tema pasar.
Changmin siguió avanzando mirandose los pies inmerso en las reprimendas que aún le soltaba a Yunho en su imaginación. Realmente le hacía llegar a su límite.

Ciego hacia todo lo que le rodeaba cogió una bandeja de entre todas las apiladas sobre el mostrador del comedor y siguió enfrascado en sus pensamientos hasta que una voz le hizo salir.

– Pensaba que el otro día eras tu la visita – dijo Jaejoong tras encontrar una buena forma de comenzar una conversación desinteresada.

Changmin se dio la vuelta hacia él y su mente se quedó por unos instantes en blanco. ¿Era esa la oportunidad que no había sido capaz de conseguir por sí mismo?
Tomó aire y se prometió reaccionar.

- ¿Cómo? - preguntó alegrándose de haber dicho la palabra de un solo golpe.
- El otro día, me cruce contigo en la sala de visitas. Ibas con ropa de calle y pensé que eras tú la visita – se explicó Jaejoong comenzando a poner lo necesario en su bandeja, dejando de mirarle.
- ¡Ahm!.. ya...caigo - <<demasiado lento>>.
- ¿Ya ... caes ...? - bromeó Jaejoong.
- Si, nos vimos... es decir, no te recordaba, fue mínimo...
- Al menos ahora hablas mas.
- Si ... - afirmó Changmin que sentía que con cada palabra gastaba todas sus energías.
- ¿Desde cuando llevas aquí entonces?
- Desde ... - << piensa, piensa ... >> - Desde ese día que me crucé contigo ¿Y tú?
- Más tiempo – simplificó Jaejoong indicándole con un gesto que avanzara en la cola - ¿Y tu nombres es?
- Changmin, Shim Changmin – contesto Changmin con rapidez.

- Changmin... - repitió Jaejoong como si le costara abarcar el dato.
- Sí... ¿Y tú?
- Jae... Jaejoong, como prefieras ...

La persona que estaba junto a él acababa de mentirle doblemente ¿Por qué?

- Bueno ...  ¿me sigues y continuamos hablando? – ofreció Changmin sujetando su bandeja dispuesto a ir hacia la mesa.
- Claro...

Jaejoong le siguió sentándose frente a él en la mesa junto a la ventana.

- Me conoces – sentenció sin poder esquivar lo que le interesaba ni por un momento, moviendo con la cuchara el contenido de su plato.
- ¿Cómo?
- No te hagas el impresionado – cortó Jaejoong dejando caer el cubierto ruidosamente – Me conoces ¿verdad?
- No... - << ¿qué me he perdido?>>
- Joder, mira ... estoy acostumbrado al juego de los psicólogos, pero los demás no tienen por que jugar conmigo.
- No juego contigo...
- Si lo haces... ¿de que me conoces?
- ¿Que de qué te conozco? - repitió Changmin. Era demasiado difícil pensar en la respuesta correcta.
- Sí... mira. Mi cara te suena de sobra ¿verdad? ¡No llevas aquí precisamente dos días, y si conoces a Yunho es porque también me conoces a mi ! Eres hábil mintiendo tanto en dos frases ...
- Lo siento, creo que me has malinterpretado...
- No hay nada que malinterpretar. Odio que la gente me oculte cosas y que eche el rato entreteniéndose mientras me trago lo que me cuentan...
- Si te conozco – aceptó Changmin sin saber por donde escapar.
- Evidentemente... ¿Desde cuando? ¿Por qué?
- Desde que entré aquí, y porque me salvaste la vida – soltó Changmin bajando la mirada.

Changmin creyó que había dicho aquellas palabras antes de pensarlas y se sorprendió a si mismo en el peor de los sentidos.

- ¿Cómo dices? - preguntó Jaejoong esperando que Changmin levantara la vista para mirarle –¿Qué?... Eso también es mentira ...
- Mira ... dejemoslo en un “tal vez” ¿vale? - le propuso Changmin. Necesitaba escapar, rebobinar, y pensárselo todo mejor.
- ¿En un “tal vez”? Joder... te aburres – dijo Jaejoong poniéndose en pie tomando su bandeja por los bordes – Que aproveche...

Changmin no levantó la mirada incluso entonces. Aguantó el aire hasta que Jaejoong se hubo alejado con sus rápidos pasos y, tras ésto, lo soltó ahogando un quejido.
Era como si cada ápice de su cuerpo le doliera, como si moverse le arriesgara a romperse.
Se mantuvo así, inmóvil, soportando la ganas de gritar hasta olvidarse de todo.

En aquellos momentos envidiaba a Jaejoong.
Olvidar no dolía, recordar si lo hacía.

1 comentario:

  1. Este capitulo me desespero la primera vez y ahora al volver a leerlo me desespera mas...aishhh lo q tiene q ser olvidar lo q has echo...madre mia.

    Bueno a partir de ahora mis comentarios seran como siempre, extensos y con todo lo q tenga q decir ^^

    Atte: Lessien

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