viernes, 19 de octubre de 2012

- Capítulo 12 -

Era como si estuvieran esperando a que el depredador saliera de entre la maleza para atacarles. Tanto luchar por separarles de la forma que fuera y ahora habían vuelto al cómodo punto de partida. Caminaban de un sitio a otro sin dejar de mirar a sus alrededores buscando total discreción a pesar de todo.

Acostumbrados a luchar por estar en contacto el mayor tiempo posible, el que ahora se lo pusieran tan fácil resultaba hasta incómodo.

Jaejoong miraba a Changmin con una sensación demasiado fuerte de poder perderle. Odiaba con todas sus fuerzas sentir aquello. Si Shin Seung tenía pensado hacer algo inteligente, o al menos, lo suficientemente sensato como para lograr su ya obsesivo objetivo, tenía mucho a lo que temer, y todo esto solo le arriesgaba a perder al chico que ahora desayunaba frente a él.


– ¿Estás bien ? - le preguntó Changmin al ver que se había quedado inmóvil mirándole.
– Sí, claro, solo pensaba... - respondió Jaejoong saliendo de sus pensamientos.
– Yo también...
– ¿En qué?
– No se, en muchas cosas... En que nos están observando, por ejemplo...
– Seguramente lo hagan, no creo que lo ese tío lo deje todo estar.
– Si, pero no de esta forma... – se quejó Changmin levantando la mirada para echar un vistazo al comedor.
– ¿Cómo que de esta forma?
– El guardia de la puerta ...
– ¿Qué pasa ? - preguntó Jaejoong haciendo el ademan de mirar.
– No, no te gires, sigue mirándome.
– Vale, vale... ¿Qué pasa con él?
– Pues que no es el guardia que suele estar aquí.
– Se turnaran, digo yo...
– No, no creo. Ese guardia no pinta nada aquí – le aseguró Changmin acercándose más a Jaejoong – Es uno de los guardias de la zona de aislamiento. Le dormí para para poder llegar a ti...
– ¿De la zona de aislamiento? ¿Crees que ..?
– ¿Que lo ha mandado aquí por nosotros? Podría jurarlo ...
– Será hijo de... - empezó a murmurar Jaejoong intentando no exteriorizar la rabia que acababa de sentir.
– Me parece que anda exagerando un poco ... Eso guardias están preparados para tener que encararse a los psicópatas como mínimo... No se que piensa que podemos hacer.
– Escaparnos – resumió Jaejoong en un susurro – Si ha mandado a alguien para que nos tenga controlados solo a nosotros lo tenemos muy difícil.
– Ya pensaremos en una solución, algo se podrá hacer.


Siguieron desayunando mientras intercambiaban ideas que solo eran críticas a la situación, ninguna solución al problema.
Cuando el reloj de la sala indicó que iban a dar las nueve, Changmin suspiró profundamente y se dirigió a Jaejoong.


– Tengo que irme. Saldré en un hora, puede que dos ¿Dónde estarás tu?
– La verdad es que no tengo ni idea. Creo que te esperaré aquí, nos vemos luego ¿Ok? - le despidió Jaejoong regalándole una sonrisa.
– Si, nos vemos – dijo Changmin devolviéndole el gesto.


Jaejoong desvió la mirada hacia la ventana, tras ver como Changmin pasaba por al lado de aquel guardia a la salida del comedor, y perdió la mirada en el patio.

El ambiente estaba lleno de niebla pero el sol brillaba lo suficiente como para iluminarlo todo. Hubiera querido salir y sentir la humedad, el frío, o lo que le ofreciese el día pero se resignó una vez más a ser uno de los mejores amigos de aquellas paredes.
Se retrepó en la silla mientras rompía una servilleta entre sus dedos. Era increíble como la monotonía se cebaba con él en cuestión de minutos.

Alzó el rostro y miro a su alrededor con parsimonia hasta que algo le hizo enderezarse repentinamente.
El guardia no estaba.
¿Dónde se había metido ?
Insistió en buscarle en la sala mirando rápidamente a su alrededor, pero no estaba.
¿Es que los ojos de ese guardia tenían la orden de seguir a solo uno de los dos o que? Y si era así ... ¿Por qué a Changmin ?

Apretó con todas sus fuerzas los restos de servilleta que aún rondaban en sus manos mientras el odio que sentía hacia Shin Seung le regalaba un intenso calor por dentro que casi quemaba.


Changmin se perdió de la vista del guardia al entrar en el despacho de la Han Bo Eun. Caminó en su interior en silencio hasta sentarse en el frío sillón de cuero frente a ella y esperó a que hablase en primer lugar.

– Buenos días ¿Qué tal te encuentras hoy Changmin? - le preguntó la psicóloga con su característico tono tranquilo.
– Bien – respondió Changmin apenas había escuchado la pregunta.
– ¿Mejor que ayer?
– No lo sé...
– Entonces no estas bien Changmin. Dime que te preocupa – le pidió intentando invitarle a hablar.
– No lo sé – no tenía ganas de hablar. Una vez mas se veía frente a esa persona cuyo trabajo era hacerle decir lo que quería callar.
– Esta bien, haré preguntas mas cerradas. Tú solo tienes que ser sincero a mis preguntas con un sí o un no, sin detalle alguno – se explicó la doctora.

Changmin tomo aire y lo soltó poco a poco en un largo suspiro. Bajo momentáneamente la mirada antes de volver a mirar a la psicóloga para asentir de una forma casi imperceptible dando por hecho que de todas formas ella no desistiría en su intento de llegar a él.

– Esta bien, empezamos ¿Tienes miedo?

Changmin guardo silencio y la pregunta pareció hacer eco entonces en su cabeza ¿Qué si tenía miedo? << ¿Es que alguien tiene la suerte de vivir sin él?>>

– Sí – respondió tras la pausa.
– ¿Sabes el motivo de este miedo ?
– No estoy seguro...
– ¿Te sientes solo quizás?
– No... - “respuesta equivocada” se recriminó Changmin en su pensamiento.
– Y ¿temes estarlo?
– Sí.
– ¿Perder a alguien?
– ¿Cómo? - preguntó Changmin como si esa pregunta le hubiera gritado que Han Bo Eun estaba siendo demasiado buena en su trabajo.
– Pregunto si temes perder a alguien.
– No... - mintió Changmin ¿Había llegado a ese punto con solo unas escasas preguntas?.
– Me acabas de mentir – dijo con tranquilidad las psicóloga – No importa, sigamos con las preguntas ¿A quién temes perder?

Changmin frunció unos segundos el entrecejo como si esa pregunta estuviera jugando con él.

– Pero si le he dicho que no temo per-d ....
– Pero eso no es cierto – le interrumpió la doctora - ¿Es alguien del centro?
– Parece que no comprende lo que le digo...
– Lo que no comprendo es que pierdes diciéndomelo. Solo se sincero por favor.
– Lo estoy siendo – mintió Changmin ya cansado de intentar convencerla.

¿Por qué tenía que entrometerse tanto? Comprendía que fuera su trabajo pero le cansaba enormemente tener que mentir durante las dos horas que podía durar una sesión. A veces se contradecía a si mismo y sabía que se delataba en todo sin necesidad de un chivato.

¿Esa mujer que le miraba ahora en silencio esperaba que le dijese la gran verdad de todo lo que pasaba? ¿Un resumen que la pusiera al día?

“Robe una llave porque necesitaba ver a la persona que más me importa, que esta bajo la terapia del degenerado que habló ayer con usted. Un tipo obsesionado con su trabajo que parece haber hecho de esta persona su posesión” narró Changmin en su cabeza aun inmerso en su silencio.
¿Eso quería saber? ¿O a estas alturas lo sabría ya? Parecía que necesitaba que le dijeran en pocas palabras que se sentía tan temeroso de dar información sobre su situación porque todo le había llevado a no fiarse de casi nadie, y para entonces, ni siquiera de ella.

– Changmin – le nombró Han Bo Eun rompiendo el silencio - ¿De qué quieres hablar ?
– ¿A que viene esa pregunta?
– Quiero que digas de que quieres hablar ya que no logro dar con el tema para acceder a ti. Dime tú de que quieres hablar – se explicó.
– No quiero hablar.
– Pero lo necesitas.
– ¿Y usted que sabe?
– ¿Por qué fuiste ingresado en este hospital Changmin?

Changmin desvió la mirada de la doctora fijándola en sus propias manos “¿Que por qué he sido ingresado en... este... ?

– Mucho tienes que contarme si eso que te pregunto ha pasado a segundo plano Changmin.

Aquel chico que acababa de recibir la pregunta como un jarro de agua fría recibió desde su memoria la respuesta como una puñalada en el pecho.

Sus padres... había perdido a sus padres y en su momento habría dado todo por recuperarlos, por dar marcha atrás, pero ahora parecía haberlos perdido en el fondo de su memoria.
Para ese momento acababa de recuperarlos, y habría preferido que no.
¿Hasta que punto era dependiente de Jaejoong si le había hecho despegarse de su propia realidad para abarcarle solo a él?

Volver a pensar en la pérdida de sus padres solo le hacía recordar su miedo irrefrenable a volver a perder a alguien, y ni siquiera le invitaba a llorar el no verles más.
Hasta entonces no se había percatado de esto...


– Changmin – le nombró Han Bo Eun haciendo que reaccionara volviendo a levantar la mirada hacia ella – ¿Qué te impide querer salir de aquí?

Changmin lo sabía perfectamente. No necesitaba mucho tiempo para comprender que Jaejoong era su primera necesidad y que entre las paredes de un manicomio o fuera de ellas necesitaba estar con él.

– Usted no se cansa ¿verdad? - pregunto Changmin demasiado cansado como para mentir. Una pregunta era una forma mas sencilla de evadirse.
– ¿De que?
– De perder el tiempo.
– No creo estar perdiéndolo, pero si tú tienes esa sensación tendré que replantearme mi trabajo.

Changmin entornó brevemente los ojos dirigiéndole una mirada cortante. Le estaba cansando su costumbre de resumirlo todo en un defecto en ella a modo de disculpa. A veces sentía que necesitaba que le retase para así tener un motivo para volver a gritarle y echarle en cara tantas cosas que ni siquiera eran culpa suya.

– Deje de hacer eso – le ordeno Changmin.
– ¿Hacer qué?
– Solucionarlo todo diciendo que no hace bien su trabajo en vez de echarme la culpa a mí – se explicó subiendo inconscientemente el tono de voz – Sé que el problema soy yo, no tiene que disculparse ni dar explicaciones cada vez que se da cuenta de que no hay nada que hacer.
– Pienso que eso no es verdad pero comprendo que lo que yo piense no sea tu religión Changmin. Si no quieres hablar puedes salir ya, no hay problema – dijo la psicóloga invitándole a dejar la sala – Y vuelve solo si quieres hablar. Tomate tu tiempo y decídete.
– Claro, lo tendré en cuenta - la aseguró Changmin que ya solo quería salir de allí e ir donde no pudiera escucharla más con ese tono que a veces sonaba entre demasiado positivo y a la vez compasivo – Hasta luego.
– Que pases buen día – se despidió aquella persona que con una sonrisa parecía decirle que era cuestión de tiempo que volviera.


Changmin se levantó y sin responder al ultimo comentario de la psicóloga salió de la habitación comenzando a caminar hacia su habitación sin despegar la vista de sus pies.
No le veía la utilidad a que una persona más supiera de su situación. Conociendo la habilidad de Han Bo Eun para llegar a la información que quería sin apenas preguntar nada, informarle de cualquier cosa sería como invitarla a averiguarlo todo, lo cual conseguiría.

Cuando llegó a su habitación cerró de un portazo sin poder evitar soltar así algo de la tensión que le estaba sobrecargando.
Necesitaba soluciones y solo parecía encontrar más problemas.


Jaejoong observaba desde la ventana de su habitación el patio trasero del edifcio recorriendo cada detalle de los muros de piedra blanca que lo delimitaban, paredes infranqueables a simple vista pero un simple obstáculo para el que realmente quería atraversarlos.
Mas allá de ese freno de piedra pasaba una carretera que dividía como una línea en un folio, el manicomio de una gran extensión de terreno adornado por infinidad olmos y arces.

De alguna forma todo aquello era suyo. De lo que había mas allá de su cárcel era lo que más apreciaba.
Un lugar vacío, sin nadie que comentara con aires de científico sus innumerables problemas.
Y allí iría.

Solo necesitaba volver a tener consigo la llave que se embarraba en el jardin entre infinidad de gotas de lluvia, pero no sabía por donde empezar.
Demasiados ojos vigilantes y demasiado interés por parte del ser que mas odiaba.
Solo necesitaba desviar su atención y resultaba algo imposible.

Osciló entre su cama y la ventana durante el tiempo necesario para dirigirse al comedor y encontrarse con Changmin.
Se paró a escasos pasos de llegar a la puerta de la sala para observar desde su posición la poca habilidad de disimulo del guardia de aquella mañana que, para entonces, volvía a ocupar su posición como doble marco de la puerta.

Continuó pasando de largo sin levantar la mirada haciendo uso de una mayor discreción que él y buscó a Changmin.
Le vio sentado en la mesa de siempre con la vista perdida en sus dedos los cuales movía haciendo golpear la yema de unos con las de los otros.
No se percató de la presencia de Jaejoong hasta que éste hizo ruido al retirar la silla de la mesa para sentarse.

– Ah, no me había dado cuenta de que estabas aquí – dijo Changmin sonriente mientras retiraba las manos de la mesa.
– Ya, si se te veía muy entretenido – le aseguro Jaejoong con otra sonrisa - ¿Vamos a por la comida?
– Eh, si vamos.

Ambos tomaron una bandeja al llegar al mostrador siguiendo una fila que no sumaba más de cuatro o cinco personas y comenzaron a trastear burlonamente el cajón de los cubiertos de plástico llevados por la repentina sensación de tranquilidad que se daban al estar juntos.

– Este cuchillo está como para cortar un árbol – bromeó Changmin doblando un cubierto de plástico tan endeble como para dejar de ser útil.
– ¡Pero seguro corta la mantequilla que da respeto!¡Mira lo que has hecho! - rió Jaejoong al ver que Changmin habia partido el intento de cuchillo con su juego.
– No importa ¡Hay más !

Changmin se giró para retroceder esquivando a Jaejoong, inclinándose sobre el mostrador para coger otro cuchillo y en ese momento alguien se inclino con él ladeándose para besarle.

Era dependencia.
Lo que sentía por Jaejoong le llevaba a depender de él.
No podía vivir sin lo que acababa de recibir.
En los breves segundos que duró el contacto le percibió como si le hubieran dado a analizar cada detalle de un diamante.
Ese, sin duda, era verdadero.
Sus labios sobre los suyos como si con un solo gesto pretendiese expresarlo todo, recorriendo la comisura de sus labios con la piel suave de su boca sin disimular el deseo de morder donde ahora solo acariciaba.
Y mas allá de su boca, su aliento que acarició el beso durante ese suave y breve choque de perfiles.
Todo esto era demasiado suyo.

Abrió los ojos pestañeando rápidamente un par de veces enfocando el rostro de Jaejoong que de un paso se alejo de él indicándole con un gesto que terminara de coger el cuchillo.

Procuro reaccionar lo mas rápido que pudo para volver a prestar atención a la fila y a la labor de coger el almuerzo.
Respiró profundamente y caminó poniendo un plato sobre su bandeja para ver como una encargada dejaba caer en él algo a lo que tendían a llamar sopa.

Observó como le servía con parsimonia sin levantar la vista de su bandeja hasta que el estruendo de un par de platos al hacerse añicos contra el suelo le sobresaltaron, girándose sobre sí mismo para encarar a Jaejoong que miraba los restos de los platos en el suelo.
Changmin sonrió tomando aire y soltándolo lentamente aún con el sobresalto en el cuerpo.

– ¿Jaejoong? - murmuró Changmin atenuando su sonrisa al ver en la mirada perdida de Jaejoong en los restos del suelo una mala señal.

Como si le hubieran cubierto por agua helada Jaejoong contenía el aire apenas soltándolo mientras sus manos comenzaban a temblar a los costados de su cuerpo.

– Jaejoong ... ¿qué te pasa? - pregunto Changmin con la sensación de haber oído el primer trueno - ¿estás bien?

Pero no le escuchaba.
Aquel al que se dirigía retrocedió un paso moviéndose al fin y pisando así un trozo de plato que se partió nuevamente bajo la suela de su zapatilla.
El chasquido del material al romperse le hacia caer en un recuerdo, en algo que su memoria ya había desechado.
La escena era demasiado familiar.

En aquel mismo lugar, tiempo atrás, habían caído platos a sus pies cubriendo el suelo de cantos afilados y , posteriormente … ¿qué?.
Su corazón latía tan fuerte en su pecho que el mismo ruido de las pulsaciones a lo largo de su cuerpo le bloqueaban impidiéndole pensar.
Oía ecos de voces.

Habría jurado que alguien le llamaba pero estaba demasiado lejos como para que valiera la pena dar contestación.
Como si sus rodillas fueran atraídas por el suelo se dejó caer aún intentando comprender por que no lograba situarse… por que sentía tanto miedo.
Rodeó con sus dedos un trozo de cristal que, aunque transparente en su origen, lucía blanquecino por el desgaste.
Lo necesitaba para algo, necesitaba defenderse… defenderle.

Una amenaza de muerte.
Sangre.
La cuchilla improvisada que sujetaba con su mano…
Su intención…
Había intentado… había olvidado que …
No tenia tiempo.
Tenía que...

<< ¡Jaejoong !>>

Como un último aviso al peligro que se avecinaba, aquella voz fue acompañada de una mano que entraba en contacto con su hombro.

Reaccionó.

Se defendió, y, centrando la violencia de aquella impresión en un solo movimiento, cruzó el aire con su brazo hasta hacer topar el cristal, produciendo un sonido sordo.

Volvió el ruido… excesivo.
Y se sintió morir.
Notó como una gota proveniente de aquella tela húmeda se deslizaba desde el dorso de su mano bajando por su antebrazo.

Le miraba. Changmin arrodillado junto a él le miraba, y parecía preguntarle “por qué”.
El también quería saberlo.
Pero Changmin parecía insistir con su mirada.

Su camiseta dibujaba en rojo oscuro un mancha que se extendía poco a poco.

¿Qué había hecho?
Necesitaba reaccionar pero le era imposible.

Sintió como ambas manos de Changmin rodeaban la suya, aún firme en el cristal que se adentraba en su pecho, y la hacía retroceder para sacar con una mueca de dolor la pieza de su cuerpo tembloroso.

Jaejoong se odiaba tanto en aquellos momentos que solo deseaba deshacerse.
La imagen de Changmin, ahora con la mirada perdida en su propio pecho, cuyas manos tiritaban ante él tras soltar su mano, era lo último que habría querido ver.

<< Lo siento>> creyó susurrar, pero se percató de que no había dicho nada.

Aún así, como si le respondiese, Changmin alzó la vista hacia él mientras sus labios se teñían de color carmín, clavando en él unos ojos que se debatían entre brillar entre lagrimas o perder su brillo.

Pero el contacto de miradas volvió a romperse y acompañado de un lento pestañeo Changmin volvió a agachar el rostro haciendo que finalmente una gota oscura abandonara sus labios para caer sobre la tela blanca del pantalón.

Le escuchaba intentando tomar de donde su cuerpo no se lo permitía el aire que le faltaba y deseaba tanto darle el suyo...
No era justo.

<< No… por favor… no… >> gesticulo Jaejoong con sus labios aún sin alterar su silencio.

Unas sombras se acumularon en el lugar y pronto batas blancas sirvieron de barrera entre él y Changmin.
Le perdió de vista, no le dejaban verle. Todos comenzaban a hablar demasiado alto y, mientras, unas manos forzaban la suya para que soltase el plato roto.

Eso fue lo que hizo, pero fue lo único.
Incapaz de comprender que le decían,de moverse, de reaccionar, solo intentaba ver en los espacios entre desconocidos si donde antes había vida seguía habiéndola.

Pero le alejaban.
Necesitaba estar a su lado pero le alejaban de él porque era su culpa...
Era el culpable, la causa, el daño, el dolor,… el defecto.

Le hicieron enderezarse, retroceder... y, mientras, pedía sin palabras que le dejasen acercarse a él.
No era capaz ni de llorar, ni de gritar… quería preguntarle si le perdonaba, si aún le quería… quería hacerle prometer que no le dejaría y prometerle a él algo más de cordura por su parte, aún con el miedo de no podersela asegurar.

Hizo el amago de deshacerse del agarre de los encargados pero su fuerza ya era casi nula.
¿Cómo podía complicarlo todo así?
Lo único que le hacia sentir más humano era el pensar que en su día le había salvado la vida… si ahora se la quitaba perdía esa característica.

<< Lo siento… lo siento… lo siento...>>

Comenzó a susurrar sin dejar de insistir, esperando que alguno de sus susurros llegase a él.
Le perdió de vista. Ya en el pasillo perdió la mirada en el suelo sin ni siquiera pestañear.
Desconectó, se alejó de lo real, se apagó.


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– Jaejoong – le nombró una voz de mujer sentada frente a él – Soy la doctora Han Bo Eun.


Han Bo Eun ...
Había estado hablándole toda la mañana a aquel chico que había perdido su mirada en la nada hacía dos días.
Él era la persona que temía perder su paciente, Shim Changmin, que ahora, a kilómetros de distancia, se debatía entre la vida y la muerte, siendo ahora un intento casi irrecuperable por parte de los médicos.

– Jaejoong mírame.

La petición no venia de nadie, ni para nadie.

– Háblame Jaejoong, necesito que me mires, y que me escuches – insistió la psicologa con voz apacible – No querías hacerlo ¿Verdad que no? Sé que no, y por ello no es culpa tuya. Jaejoong…

Han Bo Eun se levantó de su silla y caminó hacia la butaca donde Jaejoong yacía sentado y se arrodilló junto a él para intentar cruzarse en su mirada, que aun así no clavó en la suya.

– No es culpa tuya – repitió una vez más – No es tu culpa, no lo es. Jaejoong mírame, por favor, vuelve.

No podía dejarlo así.
Necesitaba hacer uso de su capacidad de comprender otras situaciones, de su ya necesidad de ayudar a quien pudiera. Ese chico parecía haberse despedido de todo lo que le rodeaba, incapaz de escuchar, sumergido en la culpa y en el convencimiento de ya haber perdido a lo más importante.
No se podía quedar ahí.

Han Bo Eun no habia necesitado indagar mucho para atar cabos una vez había tomado consciencia de que ambos pasaban mucho tiempo juntos.
Shim Changmin quería vivir gracias a él y lo que había sucedido debía ser solo un defecto en la relato de ambos.

Lejos de las situaciones vividas que habían llevado a Jaejoong a aquella situación, y más allá de las heridas que habían marcado la vida de Changmin, ahí estaba la necesidad mutua entre dos personas para querer seguir adelante.

Mientras el corazón de Changmin siguiera latiendo seguiría vivo, pero sin Jaejoong incluso eso era poco útil.
Jaejoong debía volver en sí, por sí mismo y por él.
Dos personas en un pozo no verían la luz si no les dejan caer, al menos, una vela.

– Jaejoong, ¿sabes? – retomó la doctora – Él no te culpa porque sabe que jamas querrías hacerle daño, y estoy segura que estará deseando que eso lo comprendas. El está bien…

Se aventuró a decir esperando que al menos algo de lo que le dijera no cayera en el vacío. Si era necesario mentirle para que captara la esencia de lo que era la esperanza, lo haría.
Pero no reaccionaba, y jamás comprendería lo que sentía.
Tan vacío por dentro que no intentaba buscar lo comprensible en las palabras que escuchaba.
No eran su idioma.

Siempre tan capaz de olvidar sin quererlo, siempre perdiendo en el fondo de su memoria lo que no deseaba recordar y ahora lo mas imperdonable se paseaba por su cabeza hora tras hora.
Y las palabras de las personas del exterior solo adornaban el fondo, no eran nada.

Solo comprendiendo lo básico de esto Han Bo Eun decidió desistir por aquel día.
Ahora Kim Jaejoong parecía ser el caso perdido de Shin Seung, quizás por no tener a nadie contra quien luchar, pero para ella esto no era así.
La psicológa se puso en pie y con un último mensaje insistió en lo mas importante.

– No es culpa tuya.


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– Necesito verle.

Aquel chico insistió nuevamente tras la puerta de la habitación en la que se encontraba Jaejoong.

– No es lo mas adecuado ahora mismo – le explicó Han Bo Eun – No se hasta que punto siquiera llega a percatarse de que se están dirigiendo a él… no es el momento adecuado tampoco para ti de verle, ni para él de recibir visitas.
– Le conozco desde hace muchos años y se cuando es el momento adecuado de verle – le encaró Yunho - Además, no creo que tengan derecho de decidir que es lo bueno o malo para él cuando hacia semanas lo peor eran las lagunas en su memoria ¡Y ahora lo peor es que la diferencia entre él y un puto muerto es que a él le late el corazón!
– No todo es previsible, y siento que no se haya podido hacer nada por evitar esto. Incluso yo, no siendo su psicóloga, me inculpo, pues sé que debería haber tenido ambos ojos abiertos y…
– ¡Tu jodido paciente le ha llevado a ésto! ¡¿Qué andaba haciendo para que sucediera todo esto?! ¡¡Por su culpa …!!
– No hacía nada Jung Yunho – intervino las psicóloga tensando su tono – El no tiene la culpa. Ni siquiera vuelvas a mencionar a Shim Changmin y menos de esa manera o tendré que hacer que te echen de aquí.
– ¿Insinúa que la culpa es de Jaejoong? - le encaró Yunho sin poder evitar alterarse.
– Aquí no hay culpables. Precisamente por cosas como la que sucedió hace unos días es por las que Kim Jaejoong necesita estar aquí. Considera ésto como un síntoma de lo que padece y no como una mala intención por parte de nadie.
– Lo siento…


Decidió resumirlo así. Comprendía que tenían que existir motivos para que Jaejoong estuviera allí, pero a veces era demasiado difícil hacerse a la idea de que cosas así podían suceder en cada escenario que le rodeara.
Y todo empezó aquel día… ya hace cuatro años, y de ahí a todo aquello…
Le estaba destruyendo.


- Oiga – empezó a decir Yunho sentándose en el banco junto a la pared – Necesito hablar con él. Si no me escucha lo aceptaré, pero si se que puedo hacer algo no voy a quedarme aquí quieto esperando a ver como le perdeis.
– Lo comprendo pero …
– ¿Desde cuando le conoce?
– Desde hace unos días. Es cuando he comenzado a hacerme cargo de...
– Días – repitió Yunho levantandose de nuevo – Eso no es nada …Mire, solo necesito verle y ...
– Pasa – termino por decir Han Bo Eun que ya sentía que no sabía el porqué de impedírselo – Solo diez minutos por favor.


Yunho asintió murmurando un <<gracias>> que quedo medio ahogado por los nervios que le invadieron de repente.
Entró en la habitación donde Jaejoong se encontraba rodeando con los brazos sus piernas flexionadas, sentado sobre el suelo, ignorando la existencia de una cama.
Cerró la puerta tras él y avanzó hasta arrodillarse a su lado.

Apenas pestañeaba y no había hecho ni el amago de mirarle.

– Hola Jaejoong … - le saludó Yunho confiando en que al menos le escuchara – Lo siento… de verdad que lo siento. Todo esto es culpa mía… Jaejoong…

Intentaba al menos percatarse de sus mínimas señales … su forma de pestañear, de respirar, pero todo era tan inalterable ...

– Que tendría que decirte … ¿qué te digo para que salgas de ahí? Sabes que… sabes que todo comenzó por mi culpa – insistió Yunho que habia comenzado a llorar sin darse cuenta - ¿Me escuchas? Dios… Jaejoong dime algo… Tienes… tienes que aprender a perdonarte y a culparme a mí.

No soportaba verle así. Hacía tanto tiempo que había dejado de sentir lo mismo por él … y todo había estado siendo sustituido cada vez más por la culpa. Necesitaba que Jaejoong también le considerara culpable, no podía volver una vez más a casa con la sensación de darle otra vez la espalda.

– ¿Recuerdas lo que hiciste? - le preguntó secandose las lágrimas de la cara – Hace años … ¿Lo recuerdas ¿Y recuerdas el motivo? ¿Me recuerdas Jaejoong? ¿Cuándo has dejado de conocerme? Le … le mataste ¿recuerdas? … mataste a tu padre y todo por … por mí ¡Por dios Jaejoong reacciona !

Había narrado estas líneas con el corazón en la mano y era como si no hubiera dicho nada.
No podía estar tan vacío de emociones, tan a cero su atención, tan muerto por dentro.


– Escúchame… dime algo, reacciona y échame la culpa – le ordenó comenzando a derramar mas lagrimas – Tú me defendías… defendías lo nuestro y … llegaste a ese punto ¡Recuérdalo por dios! Ya no es como era, no me quieres, y ni si quiera te quiero como antes pero me importas demasiado y siento que esto te lo he hecho yo… ¡Y siento que te lo estoy ocultando! No me odias lo que me deberías odiar y, aunque se que es injusto, quiero reprocharte que no me puedas escuchar ahora que soy capaz de decírtelo todo …

El silencio era la peor respuesta. Si tan siquiera reaccionara, si aunque fuera hubiera algo que le asegurase que le estaba escuchando…
Un gesto… una mirada…
Pero nada…

Nada.

4 comentarios:

  1. Wiii 2 capitulos mas y empieza lo bueno n.n

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  2. Aishhh, voy a llorar en serio, este capitulo me partio el corazon una vez y ahora de nuevo...q mallll T.T

    Continuo torturandome xD

    Atte: Lessien

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  3. Nueva lectora!!!!
    Esta genial, solo puedo decir que no puedo escribir mas porque me voy al siguiente capitulo
    Pero esta geniaaaaaal, ya son las 8 de la noche, pero yo sigo xD
    Mis felicitaciones a la autora, muchísimas gracias:3

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