Changmin
se reclinó en su silla trasteando despistado la cuchara que se
hundía en la sopa tras deslizarse por el borde del plato.
Nunca
se había sentado en aquella mesa del comedor, y ni siquiera andaba
cerca de la usual, pero eso era lo que había pretendido. Cuando
Jaejoong asomara por el comedor se dirigiría sin dudarlo al rincón
de siempre, junto a la ventana, y no le atraía la idea de hacer
evidente su presencia ocupándola.
A
veces levantaba un instante la mirada para ver si ya se encontraba
allí y acto seguido la bajaba intentando convencerse de que aquello
lo podría sobrellevar.
Deseaba
tanto rebobinar y decidir no agacharse aquel día junto a él tras el
crujir de los platos en el suelo del comedor...
Un
solo instante lo había desmontado todo, cada paso que habían dado
juntos, cada esfuerzo por mantenerse unidos sin que nadie pudiera
separarlos, cada plan para lograr salir de allí, o para quedarse si
eso significaba la única posibilidad de estar juntos,... todo se
había hundido, en un solo instante.
Se
intentó dar unos segundos de calma cerrando los ojos, pero su
pensamiento le hizo evidente que aquello no era posible y, tras
pasarse la mano por el rostro con un resoplo de cansancio, se
enderezó en la silla desviando la mirada al fondo del comedor.
Y
allí estaba quien ya no le recordaba cogiendo a desgana los
cubiertos del mostrador y situándolos sin ningún orden sobre una
bandeja frente a él.
Antes
solo habría tenido que levantarse y, abrazándole con la justa
discreción, saludarle con cariño sin poder evitar sonreír. Pero
ahora le miraba desde lejos y era lo más a lo que podía aspirar.
Había
conseguido que le odiase, que le detestase del modo en el que solo se
detestaba a los psicólogos que tanto habían estado entreteniéndose
con él, y ahora no sabía como arreglarlo.
Le
observó en cada movimiento, en cada paso hacia la mesa junto a la
ventana que efectivamente eligió, y siguió mirándole aún sin
comprender como podían haber cambiado tanto las cosas.
Intentó
hacer el amago de dejar de mirarle pero eso era pedirse demasiado, y
para entonces estaba dando evidencia de ello aún con la vista
perdida en las manos de aquel chico que acababa de subir su mirada
encontrándose con su descarada atención.
Le
miró a los ojos en un acto reflejo y como si quemara bajó la mirada
sintiéndose un completo estúpido. Chasqueó la lengua en un gesto
de fracaso y pretendió volcar su atención en el plato de sopa ya
fría que aun permanecía intacto frente a sus ojos.
Jaejoong
mantuvo su mirada en él con un deje de molestia antes de ablandar el
gesto, agachando la cabeza con la vista perdida.
No
había ido sobrado de paciencia en su otro encuentro con aquel chico,
y creyendo que le mentía, se había levantado de su silla cambiando
de mesa sin disimular que estaba harto de ser el ignorante de sí
mismo por excelencia. Pero el interés que le suscitaba iba creciendo
a cada minuto que pasaba, y no sabía si debía detestarle sin
necesitar más motivos, o darle un voto de confianza haciendo el
intento de aparcar su orgullo.
Pero
tenía tanto en que pensar, y esto se añadía a la larga lista de
cosas que le quedaban por ordenar dentro de su cabeza.
Cogió
el bollo de pan de su bandeja y empezó a comer sin levantar la
mirada tras cada bocado. Aquel día era día de visitas y ya le
habían dado diez minutos para comer y presentarse en la sala
correspondiente. Sabía quién era el visitante y no dudó alargar
todo lo que pudo el tiempo que le habían dado. Tenía tantas ganas
de librarse de los horarios de terapias y visitas que pensó que si
aquella ventana contra la que ahora apoyaba la sien no hubiera
cristales habría saltado por encima del alfeizar para ir a perderse
el resto del día sin intención de preocuparse en dar explicaciones
al volver. Pero aquella no era una de sus posibilidades para entonces
y, enderezando la cabeza como si en ello tuviera que dejar todas sus
fuerzas, se dispuso a levantarse.
-
Vamos allá… – murmuró poniéndose en pie.
-
Espera…
Una
voz a apenas unos pasos de él le hizo levantar la mirada. Ahí
estaba Changmin mirándole y no mirándole, ofreciéndole un cuaderno
con el brazo extendido hacia él.
-
¿Qué…? – Jaejoong tomó aire dispuesto a hablar cortantemente,
pero al escuchar su propia voz decidió hablar con calma, aún con
menos intención que él de mirarle a la cara - ¿Qué quieres?
-
Éste... – Changmin zarandeó un poco el cuaderno de dibujo -…
éste cuaderno es tuyo. Creo que… tienes el mío.
-
¿Por qué iba a ser…?
-
Nos sentamos en el mismo sitio – dijo Changmin casi mezclando las
palabras echando un vistazo a la mesa en la que acababa de comer
Jaejoong – casi siempre… Si no me equivoco el otro día, es
posible que…
-
Lo tengo en mi habitación. Si te acercas ésta tarde te lo
devolveré. Mi habitación es..
-
La 307 – terminó de decir Changmin bastándole un instante de
duda.
Jaejoong
le fulminó con la mirada tensando el gesto unos segundos antes de
resoplar apartando la mirada de él, al ver que Changmin estaba
decidido a no levantar la vista del cuaderno.
-
¿Lo coges o no? – insistió una vez más alzando un poco el
cuaderno, haciendo que Jaejoong lo cogiera en un gesto rápido –
Gracias.
-
De nada – respondió rápidamente Jaejoong sin pensar en que se
agradecía – Nos vemos.
Changmin
levantó la mirada de un tirón al escuchar sus últimas palabras y
agradeció que Jaejoong ya le hubiera dado la espalda para salir del
comedor.
Hablar
con él era intercambiar palabras con la tensión suficiente como
para olvidar lo que se habían dicho segundos después.
-
-
-
Jaejoong
observó, casi retrepado en la silla, los pasos de Yunho hasta que se
sentó frente a él con aspecto de no recordar por que iba.
-
¿Y bien? - preguntó Jaejoong suponiendo que a continuación tocaría
una conversación ensayada acerca de como le iba.
-
Pues ... ¿qué tal estas? No te veía desde que ...
Yunho
se detuvo pensativo. No le veía desde que ¿”volvió”?
Se
había pasado semanas viéndole a diario en un estado totalmente
catatónico, ignorante de su presencia, y ahora había esperado días
para volver a verle.
A
pesar de todo sabía que eso era lo que terminaría por hacer
nuevamente. No estar cuando realmente valía la pena.
-
Desde que me dio por volver al mundo – concluyó Jaejoong
enderezándose para apoyar los antebrazos sobre la mesa que les
separaba – Me va como siempre, estoy como siempre, y cuando me
preguntes la próxima vez que vengas será más de lo mismo. Aunque
todo sea que para entonces la haya palmado porque solo vienes cuando
te pierdes...
-
Oye, no he podido venir antes, no he tenido tiem-...
-
Ya, no has tenido tiempo. No jodas Yunho ... ¿qué hacías aquí el
otro día?
-
¿Cómo que el otro día?
Jaejoong
rió para si con ironía volviendo a dejarse caer contra el respaldo
de la silla. Tenía claro que cuando se lo mencionase, Yunho iba a
negarlo, pero llegaba a molestarle que a aquellas alturas no se le
diera aún bien mentir.
-
¿Sabes Yunho? No dejo de preguntarme para que vienes, que ganas con
hacerlo, porque esta claro que yo no saco nada de provecho.
-
Vengo porque me importas, si no eres tú, dime, que se me ha perdido
aquí – comentó Yunho volviendo mas tirante su voz.
-
¿De que conoces a Shim Changmin?
Yunho
casi se lamento al oír aquel nombre de boca de Jaejoong ¿Eso era?
¿Le había visto hablar con él? ¿Y cual iba a ser la excusa? Eso
había sido un fallo...
-
¿De que le conoces? - volvió a insistir Jaejoong ante el silencio
de Yunho elevando el volumen de su voz – No te des tanto tiempo
para inventarte algo y dime la verdad.
-
Le conozco por ti – murmuro Yunho sacando en claro que otra excusa
no cabría en sus explicaciones – No hay otra forma.
-
Sigue ...
-
¿Que siga? - Yunho tomo aire mirándolo con extrañeza.
-
¡Si, que sigas! - repitió Jaejoong haciendo retumbar la mesa bajo
su puño cerrado - ¡Estoy harto de dar mil vueltas para enterarme de
la más mínima mierda, y vosotros que lo sabéis todo solo habláis
para mentir! ¿Cuál piensas que es mi límite Yunho?
Yunho
contuvo la respiración mientras le escuchaba. Le comprendía,
entendía que quisiera saber y que no hubiera nadie dispuesto a
contestar a sus preguntas, pero cada vez tenía menos certeza de cual
era la forma correcta de responder.
¿Debía
decirle lo que sabía? ¿Tenía que callar? Y si decidía hablar...
¿le iba a creer?
Si
debía de razonar antes de hablar, el tiempo necesario para ello se
lo quitaba la mirada de Jaejoong sobre él, exigiendo una respuesta,
y no valiéndole cualquiera.
-
Jaejoong ... ¿de verdad que no sabes quien es Changmin?
Jaejoong
le respondió con un silencio. No, no sabía quien era, y sentir que
debía saberlo le hacia caer en la cuenta de que motivos eran
necesarios para estar interno en aquel lugar.
Reparar
en cuanto olvidaba le hacia sentir que su vida se borraba, y lo
sintió mas fuerte que nunca cuando Yunho volvió a hablar.
-
No sabes ni quien soy yo ...
Yunho
sintió que se quedaba vacío. Con pocas palabras derramó lo que más
le pesaba, lo que más le costaba sobrellevar, y ese peso no cayó en
la nada.
Jaejoong
quedo en silencio, intentando sostener lo que acababa de escuchar,
intentando convencerse de que eso ya lo sabía, y de que había sido
capaz de vivir con ello, pero hacer de todos unos desconocidos y, aun
así, seguir confiando en compartir aun recuerdos con ellos, se
evidenciaba cada vez más como mentira.
-
Como si tu siguieras conociéndome... – susurró Jaejoong con la
mirada clavada en la mesa – Tú eres el que viene a verme un día
perdido de tantos en este agujero, el que asegura que le importo pero
que me tiene demasiado rencor como para querer verme fuera de aquí
...
Jaejoong
volvió a apoyar sus brazos en la mesa, levantando de nuevo la vista
para Yunho que aun le miraba sin la aparente intención de tener algo
más que decir.
-
¿Recuerdas la primera vez que te dije que no volvieras? - pregunto
considerando el oscilar de su mirada como un “si” - Para entonces
no sabía con quien hablaba, y, ya que no se con quien hablo ahora,
puedes irte y fingir que te has equivocado de sala.
Yunho
perdió la mirada en el espacio entre Jaejoong y él antes de
bajarla. No sabía que decir para salir de la sala con la oportunidad
de volver a verle. Notaba los ojos de Jaejoong sobre él echándole
de allí. Se arrepentía de haber hablado sin pensar, pero sabía que
ya solo le quedaba pagar el precio de su impulsividad. Había ido a
visitarle y además de no haberle sido de ayuda le había echado en
cara su olvido.
Había
perdido, y comprendiendo esto se levantó de su silla saliendo de la
sala sin dirigirse a él de nuevo.
-
-
-
Llevaba
más de una hora tumbado en su cama, jugando con la sombra que hacia
la llave en la pared. La alejaba y la acercaba viendo como se hacia
más grande o más pequeña sobre la pintura blanca.
-
Antes lo único que necesitábamos era esto…
Se
puso entonces boca arriba alzando la llave en su mano, haciéndola
girar sobre si misma entre las yemas de sus dedos pulgar e índice.
Algo
tan simple que había sido tan difícil de conseguir ahora parecía
le parecía un trasto inútil. Servía para abrir las puertas que
para él estaban abiertas cuando quisiera.
Entonces
se enderezó bruscamente.
-
¡Serás imbécil! – se dijo poniéndose en pie, mientras se metía
torpemente la llave en el bolsillo del pantalón.
Algo
había que no era posible que hubiese cambiado. Jaejoong quería
salir, eso estaba claro, y él tenía la forma. Puede que no pudiera
ofrecerle nada como el amor de su vida pero si como su aliado.
Jaejoong se conocía el lugar como nadie, inclusive los horarios de
los guardias y la situación de las cámaras de cualquier zona por la
que necesitasen pasar. Su interés por él podía estar respaldado
por todo esto y solo necesitaba hacer un trato con él en el que
ambos parecieran dependientes del otro.
Sin
dejar de darle vueltas a su último razonamiento salió de la
habitación ensayando mentalmente como debía empezar una
conversación, estando casi convencido a la vez de que cualquier
frase planeada la dejaría sin usar ya que no sería el quien
dirigiera la conversación. Estaba seguro de que se dejaría llevar
por lo que Jaejoong dijera y de que tendría que evitar que diera fin
a la conversación tras cruzar dos comentarios.
Ya
había llegado al pasillo en el que se encontraba su habitación y no
se había dado cuenta de que cada vez caminaba más lentamente. Tenía
miedo, no podía negárselo a si mismo pero por una vez en mucho
tiempo tenía un plan que no tenía por que salir mal.
Una
vez frente a la puerta se quedo parado. Unos minutos, solo necesitaba
unos minutos para repasar lo que debía y no debía decir.
-
¿No pensabas llamar a la puerta? – dijo una voz tras él –
Confías mucho en mi intuición ¿eh?
Changmin
se volvió hacia Jaejoong. Aquella vez vio algo en sus ojos que le
facilitó no apartar la mirada. Por un instante se sintió cómodo,
como solía ser tiempo atrás. Ése tono en la voz de alguien que no
sabía si quería bromear o simplemente ser irónico, pero que daba
cabida a la primera posibilidad al dejar asomar algo parecido a una
sonrisa.
Changmin
sonrió levemente encogiéndose de hombros y se apartó un paso de la
puerta cuando Jaejoong se acerco para abrirla.
En
los pocos segundos que tardo en ponerse frente a él, girar el pomo y
entrar dejando la puerta abierta para darle paso pudo recordar lo
difícil que era mantener las distancias con él. Su imagen, su
aroma, su forma de moverse, todo era propio de él y como suyo lo
deseaba para si.
<<
No hay nadie como tú…>> dijo Changmin para sus adentros
entrando y quedándose junto a la puerta abierta que Jaejoong cerró
al instante para evitar que los vieran. Changmin pudo ver ahí que
ese secretismo en todo lo que hacía aun seguía en él como un
instinto.
Jaejoong
avanzó hacia el fondo de la habitación y agachándose frente a la
cama cogió el bloc que había guardado entre el colchón y el
somier. Tras hacerlo se levantó girándose hacia Changmin y se
acercó sin levantar la mirada, como si tuviera prisa.
-
Oye…- empezó a decir Changmin mientras cogía el bloc con pausa,
ganando segundos con cada gesto para permitirse reaccionar –
¿Llevas tiempo aquí verdad? Bueno, es algo que se.
Jaejoong
levantó la mirada hacia él y asintió alzando las cejas, no
esperando escuchar nada más que un comentario irrelevante.
-
Necesito tu ayuda – resumió Changmin.
-
¿Para?
-
Para salir de aquí.
Jaejoong
sonrió dejando escapar un pequeño resoplo en una risa contenida.
-
¿No sabes donde estás o qué? ¿Ayudarte? ¿Tiro el muro?
-
Te conoces este edificio – continuó Changmin a pesar de los
comentarios de Jaejoong – Horarios de vigilancia, cámaras y…
-
¿A que vie-..?
-
Escúchame ¿de acuerdo? Si tú me guías, te aseguro que podré
salir de aquí aunque parezca un disparate, y te diré más, tú
también saldrás.
-
Escúchame tú “Shim Changmin”.
Jaejoong
tensó la voz acercándose a Changmin, frunciendo el ceño por encima
de unos ojos muy cansados.
-
Esto está lleno de puertas, cerradas. No importa cuanto esquives las
cámaras y guardias, estas puertas no se abren con horquillas.
Así que si lo q-…
Changmin
sonrió sin poder evitarlo cuando Jaejoong enmudeció llevando sus
ojos a la llave que ahora se balanceaba frente a sus ojos.
-
¿Eso…? – comenzó Jaejoong oscilando muy rápidamente con su
mirada desde la llave a los ojos de Changmin - ¿Eso es..? No…
-
La llave maestra que abrirá las puertas hasta las que quiero que me
guíes sin ser detenido por ninguno de esos guardias.
Jaejoong
se pasó la mano por la cara aun con la incredulidad pesándole
demasiado.
-
¿De dónde la has sacado? – preguntó aun sin apartar la vista de
la llave.
Changmin
dejó escapar una sonrisa mientras se la guardaba en el bolsillo del
pantalón.
-
No me creerías.
Si
le hubiera dicho entonces que esa llave la había conseguido él
mismo, que la había robado de un bolsillo que no era suyo con una
discreción que ni el mejor de los ladrones, probablemente se lo
habría tomado como una broma ofensiva o, tal vez, se la habría
quitado de las manos reclamando lo suyo. No quería saberlo.
-
De acuerdo – prosiguió Jaejoong con el ceño algo fruncido - ¿Cómo
se que esto no es una trampa?
-
¿Una trampa? ¿Para qué?
-
Para…no sé. Para ver si me escaparía.
-
¿No es natural que sea así? ¿Quién se quedaría aquí teniendo la
llave de la puerta en la mano? El que prefiera quedarse aquí en vez
de largarse es porque realmente necesita un loquero. Fíate de mí –
le pidió Changmin antes de dejarle añadir nada más
-
Vale pero fíate tú también de mí.
-
Claro que me fío de…
Changmin
llevó su mirada a la mano que Jaejoong mantenía entre ambos, con
posición de esperar recibir algo.
-
La llave – le pidió con simpleza – Te fías de mí. Dame día,
hora, lugar para encontrarnos pero déjame la llave hasta entonces.
-
Pero…
-
No te fías.
Jaejoong
bajó la mano y torció una sonrisa.
-
Piensas que me voy a largar sin ti. Cierto, podría, con la llave
podría, no necesitaría tu ayuda pero se trata de confiar en el otro
¿No? – se explicó Jaejoong mientras parecía echarle algo en cara
– Solo tienes que fiarte de que yo no me largue solo, yo tengo que
fiarme de ti aun cuando no te conozco. No sé a qué viene que me
pidas la ayuda a mí, no soy el único que se conoce el edificio ni
tampoco el único que quiere salir de aquí. Le vas a un mendigo con
una bolsa de dinero y le quieres hacer creer que no vas con segundas
¿No pides tú más confianza?
Changmin
bajó la mirada pensativo. Jaejoong tenía razón pero también era
verdad que no le recordaba y que el fallarle no le iba a provocar
remordimiento alguno. Por otro lado aunque escapara sin él podría
seguirlo con permiso solicitado, pero era demasiado arriesgado no dar
con él, ni siquiera se había planteado a donde podría ir y estaba
seguro de que él tampoco.
-
¿Sí o no?- insistió Jaejoong.
-
Esta bien –dijo Changmin asintiendo levemente con la cabeza
mientras sacaba la llave de su bolsillo no tardando en ver la mano de
Jaejoong de nuevo entre ellos - Esta noche, a las doce y media, en
tu habitación.
-
Anotado – resumió tomando la llave y echándosela al bolsillo.
-
Si me fallas te buscaré hasta encontrarte y me vengaré.
Jaejoong
le miró seriamente y al poco sonrió, limpiamente, contagiando a
Changmin al instante por acto reflejo.
-
Lo tendré en cuenta.
Changmin
asintió una vez.
-
Nos vemos entonces.
Jaejoong
asintió con menos firmeza que él sin decir nada más y no se movió
hasta que Changmin salió de la habitación. Entonces alzó la llave
poniéndosela a la altura de los ojos y torció una inevitable
sonrisa. No se creía del todo su suerte pero si lo pensaba de forma
objetiva no tenía nada que perder. Incluso si la llave era falsa o
todo era una trampa no veía que retroceso podía haber en los
avances no conseguidos durante los últimos años de confinamiento en
que había consistido su vida.
Guardo
la llave bajo el colchón sin preocuparse demasiado en la calidad del
escondite y se dirigió al baño. Al entrar se paró frente al espejo
y se fijó en su propia sonrisa, aun pintada en su cara, entre
confiada e incrédula.
-
¿Y a donde piensas ir?
Se
preguntó casi sin esperarse su propia voz y perdió la sonrisa al no
tener la menor idea sobre la respuesta. Agachó la cabeza y se
imaginó saliendo de allí, pisando la acera de la calle, mirando
hacia los lados y echando a suerte hacia donde caminar. Se sentía
estúpido.
Entonces
pensó en sus padres. Ellos le habían metido allí años atrás o
eso creía. Debían estar en casa, en el hogar donde se crió. Si iba
a verlos tendría entonces la oportunidad de preguntarles por qué y
saber la gran razón que les impedía ir a verle.
Sentía
rencor, mucho rencor, eso no podía negarlo pero tampoco podía negar
que le habían dejado un vacío y una sensación de abandono que no
le habían ayudado a lo largo de su estancia en aquel centro.
-
No.
Se
volvió a mirar al espejo y negó con la cabeza lentamente.
-
No seas imbécil.
No
podía ir a verlos ¿Qué pretendía?¿No durar más de un día fuera
de allí? Estaba más que claro que si iba a verlos ellos le harían
volver. Ellos le habían encerrado allí ¿qué les iba a llevar a no
hacerlo de nuevo? “Hola papá, mamá, me he escapado ¿cómo
estáis? Yo bien, intentando entender que esta pasando desde hace 4
años”.
Resopló
y sonrió a su reflejo con amargura.
-
¿Robar? Porque no piensas vivir del aire ¿verdad?
Realmente
no era buena idea. De las dos que había tenido era la que más
posibilidades le daba de permanecer fuera pero aun así sabía que no
iba a llegar muy lejos.
Se
sentó en el suelo y hundió los dedos en su pelo.
Tenía
una horas para tener una brillante idea.
-
-
-
Changmin
pasó la goma por el último trazo dibujado sobre el papel. Volvía a
dibujar una sonrisa. No era como la última. No reflejaba la
felicidad sencilla de un niño sino más bien un aire de triunfo, de
éxito no esperado. No sabía si realmente le agradaba. Era la
sonrisa de Jaejoong pero los motivos que le hacían sonreír no le
incluían a él. Era una sonrisa egoísta y pensar en ella le hacia
estar cada vez menos seguro de que aquella noche le volvería a ver.
Pensó
en salir antes de la hora esperada, estar junto a su puerta a
medianoche cuando la última guardia hubiera echado su
correspondiente ojeada al pasillo. Prefería pecar de desconfiado a
ser demasiado crédulo y quedarse esperando a quien se había ido sin
él.
Cerró
el bloc de dibujo y fue a echarse en la cama. Necesitaba dejar de
pensar, no quería planear nada que pudiera quedar echado por tierra.
Lo que pudiera pasar aquella noche era totalmente imprevisible.
-
-
-
Jaejoong
mordió el trozo de pan y lo bailó en la mano mientras masticaba.
Tenía un nudo en el garganta y la comida parecía entrar a empujones
bajando demasiado despacio hasta su
estómago produciéndole un dolor molesto. Pero quería comer, tener
energía para lo que la situación le exigiera aquella noche y no
tener que caer en la cuenta de que el hambre para los pies.
Vio
a Changmin entrar y agachó la cabeza a la vez que mordía de nuevo
el pan fingiendo no haberle visto. Intuyó como se sentaba a un par
de mesas de él, no tan lejos como de costumbre y tomó la cuchara
moviendo el contenido del plato para centrar la mirada en algo que no
fuese él. Le estaba costando mucho no mirarle. Ahora el acortar
distancias con él o intercambiar miradas le parecían gestos
descarados de complicidad que podían echarlo todo a perder. Estaba
exagerando y lo sabía, pero los nervios no le ayudaban.
Changmin
se llevó la cuchara a la boca y masticó con pausa. Él estaba
teniendo menos problemas que Jaejoong para no mirarle y no porque no
estuviera nervioso sino porque ya había tenido bastantes días para
acostumbrarse a no dejar los ojos en él.
Le
hubiera gustado entrar en su cabeza y saber en qué pensaba, si
estaba dispuesto a esperarle o no. Jaejoong por su parte tenía mucho
más en que pensar. El que Changmin saliera o no estaba en segundo
plano. Su propia historia ya tenía demasiados cabos por atar y lo
único que podía preocuparle con respecto a Changmin era que de
verdad tuviera una razón para elegirlo a él para salir de allí,
una razón que no le favoreciera.
Las
horas pasaron lentas tras la cena. Cada uno en su habitación siguió
ocupando su cabeza en sus dudas, planteando la situación de
diferentes formas según lo que pudiera pasar.
A
poco más de las doce Changmin se enderezó en su cama tras mirar el
reloj. Eran las doce, la guardia de medianoche ya habría echo su
último paseo de las últimas horas. Buscó entonces sus zapatillas y
ató los cordones con tirones bruscos, recolocándose los vaqueros al
ponerse en pie.
No
sabía que explicación iba a dar si salía de allí sin motivo. Su
cabeza pensaba a mil por hora y sin embargo lo había dejado todo en
el aire.
Tomó
su cartera y esenciales y se los echó al bolsillo. Se había
decidido a salir en breves de la habitación.
Jaejoong
permaneció tumbado en la cama cuando la puerta de la habitación fue
cerrada por el guarda. Estaba ensimismado, tan metido en sus
pensamientos que no se pidió prisa alguna.
¿Tenía
que preparar algo? Hacía años que no veía su ropa de calle y el ir
de pies a cabeza vestido de blanco inmaculado no le iba a ayudar pero
esa era una de tantas cosas que no sabía como solucionar.
Se
levantó, se digirió al baño y abriendo escasamente el grifo del
agua fría se lavo la cara cuidando el ruido que hacia. Lo más
cómodo que había encontrado para sus pies eran unas zapatillas
blancas sin cordones que le hacían caminar arrastrando los pies y
para entonces se dio cuenta de que no tenía nada para el frío que
pudiera llevar sobre el pijama que parecía de papel.
Pero
todo eso daba igual porque en pocas horas la oportunidad de salir de
allí se había convertido en una escapada de corta duración. Si no
conseguía seguir adelante no estaba dispuesto a volver, haría lo
que sea antes de volver a vivir una vida como aquella aunque fuera
acabar con todo, y no se veía triunfando, no sabía por donde
empezar así que, de algún modo, se veía despidiéndose de todo,
dejando su cuerpo caer al vacío desde alguna ventana que...
Abrió
bruscamente los ojos, mirando a la nada pero viendo algo. Se tapó
los oídos con las manos temblorosas e intentó buscarle el
significado a esa sensación de vértigo que acababa de sentir en su
pecho. Eso lo había visto antes, alguien que con un pie en el
alfeizar de la ventana se inclinaba hacia afuera, alguien que clavaba
los dedos en el marco de la ventana y lloraba...
-
¿Jaejoong?
Susurró
una voz a su espalda y pestañeo saliendo bruscamente de aquel
recuerdo.
-
¿Dónde es-...? Ah, estás aquí – dijo Changmin manteniendo la
voz en un susurro y se detuvo en la puerta del baño, mirándole
extrañado - ¿Ocurre algo?
Jaejoong
le miró momentáneamente y negó con la cabeza pestañeando varias
veces.
-
Es... pronto... - dijo mirándolo algo más centrado – Sabía que
no te fiarías de mi...
-
Pensé que no estaría de más cruzar algunas palabras antes de
lanzarnos – mintió Changmin – Alguna idea, consejo, no sé.
-
Se silencioso y ante todo haz lo que yo te diga...
-
Eso pienso hacer.
-
Empezando por venir a las doce y media si a esa hora planeábamos
vernos.
-
Lo siento...
Jaejoong
tomó aire y lo soltó largamente.
-
Si ahora entra alguien lo primero que ve es a ti hablando conmigo.
Changmin
echó un vistazo a la puerta y seguidamente pasó al baño pegando la
espalda a la pared del fondo.
-
¿Aún no ha pasado el guarda?
-
Sí, ha pasado, pero basta que hoy sea imprescindible que no pase por
segunda vez para que lo haga.
-
Eres bastante negativo, no te recordaba así.
Jaejoong
le fulminó con la mirada y Changmin la bajó casi al mismo tiempo.
-
Yo no me recuerdo optimista en ningún momento de mi vida – dijo
Jaejoong con tono cortante sin abandonar los susurros – No sé como
de cómoda ha sido tu vida pero la mía no me ha hecho ver nada como
algo fácil.
Dicho
ésto se dirigió a la habitación y cogió la llave maestra.
Changmin le siguió sin pasar mas allá de la puerta del baño.
-
Mi vida tampoco ha sido fácil, pero creo que no tan difícil como la
tuya – dijo a modo de disculpa.
-
¿Vamos? - le preguntó Jaejoong sin hacer caso de lo que acababa de
oír.
-
Vamos.